Adaptado a los relojes de pulsera, toma su fuerza particular e inalienable de la legitimidad histórica de Breguet, un verdadero suplemento de alma.
El Tourbillon sigue suscitando una enorme fascinación y es, hoy más que nunca, una prerrogativa de la Manufactura. Es una caso único en la historia de los inventos técnicos.
Adaptado a los relojes de pulsera, toma su fuerza particular e inalienable de la legitimidad histórica de Breguet, un verdadero suplemento de alma. Simple o doble, solo o asociado a grandes complicaciones, elaborado con materiales tradicionales o innovadores, el tourbillon jamás había estado tan vivo. Ni tan cerca de su inventor. Presente en casi todas las colecciones de la marca, con un peso inferior a un gramo sea cual sea su versión, recuerda el extraordinario dominio relojero de la Maison, convertida hoy en garante del mito.
Los orígenes del tourbillon
Abraham-Louis Breguet solo vendió 35 relojes con tourbillon durante su vida. Esta cifra confidencial da una idea de la extrema complejidad de este mecanismo excepcional. Si bien fue patentado en 1801, necesitó nada menos que diez años de experimentaciones e investigaciones, entre 1795 y 1805, para su desarrollo. En una época en que el reloj se llevaba a lo largo del cuerpo, en posición vertical, el Maestro intentó imaginar una forma de compensar el efecto nefasto de la atracción terrestre sobre el funcionamiento del oscilador y, en consecuencia, sobre la precisión cronométrica del movimiento. Así fue como tuvo la idea de embarcar el par volante-espiral y el escape (áncora y rueda de escape) en una jaula móvil que giraba sobre sí misma. La doble rotación de esta jaula y de sus órganos inspiró a Breguet el nombre de “tourbillon”, en su acepción olvidada de “sistema planetario enrotación en torno a un eje único”. El invento, con su ingenioso principio y su funcionamiento cautivante, jamás dejó de suscitar respeto, desde su presentación hasta nuestros días.
A propósito de Breguet
La Maison Breguet, fundada en 1775, encarna la excelencia relojera y forma parte del patrimonio cultural europeo. Sus creaciones han deleitado a las más grandes figuras de la historia. En sus célebres archivos están registrados todos los relojes vendidos desde finales del siglo XVIII. Hoy, los artesanos de la Manufactura siguen haciendo que los relojes Breguet sean obras de arte únicas, dignos herederos de su historia.