Lo dice el estudio internacional de Open Evidence, una spin-off de la UOC. Y lo que es más grave, el 36% nos hemos cepillado nuestros ahorros en el confinamiento. Se nota en la baja afluencia al súper. Se acabó la pasión por el papel higiénico.
El 92 % de los españoles teme una depresión económica. Quién nos lo iba a decir, pero sí, por mucha resiliencia que valga, lo cierto es que estamos «acojonados». La Universitat Oberta de catalunya nos hizo partícipes ayer de un estudio internacional llevado a cabo por Open Evidence. Los países europeos objeto de estudio en el mismo han sido tres, España, Italia y el Reino Unido, y los datos se han peinado en tres oleadas, desde el 24 de abril al 20 de mayo, con casi 19.000 muestras en total.
Un dato clave que ha deparado este amplio estudio. Nos preocupa, y mucho, la economía y estamos deseosos de volver a la normalidad. «En los tres países, la mayoría de los encuestados piensa que la salud no es más importante que la economía (67% en Italia, 60% en el Reino Unido y 58% en España) y que los gobiernos deberían proporcionar un plan claro para salir de la crisis (73 % en el Reino Unido; 72% en España; y 65% en Italia)«.
Claramente,»en los tres países, una gran mayoría de los participantes está de acuerdo con la afirmación de que el gobierno no debe centrarse solo en prevenir el contagio sino también en evitar una crisis económica mayor«.
Y es que la pandemia ha dado para más y no especialmente edificante. Según Open Evidence, a un 36% de los españoles se nos han volatilizado los ahorros en un mes en el que solo pensamos en papel de WC, mascarillas y geles, además de poner repleta nevera y despensa. A ello se suma que más de la mitad, el 58 %, hemos descuidado o reducido la actividad de networking, clave para nuestra carrera y sus futuras oportunidades laborales.
En fin, y que además, nos ha dado por prácticar más el sexo sin protección, «pasarnos por el forro» el tratamiento médico pertinente, consumir más alcohol y comer más, reducir nuestra actividad física -algo evidente si no te dejan salir- y, por tanto, llevar una vida menos saludable. En eso estamos el 23%, y quien esté libre de culpa en cualquiera de estas materias que tire la primera piedra.
El cofundador de Open Evidence y profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC Francisco Lupiáñez incide en el miedo y el efecto peligroso de la incertidumbre. Pues en una ojeada a 2021, el 63 % de los españoles piensa que el año venidero será peor que 2020. En fin, no estamos para castañuelas ni para lidiar siquiera cabestros, y es que nos faltó la Feria de Abril, los Sanfermines…. Y pinta también que las festividades de agosto que a los pueblos nos hacen apretarnos, besuquearnos y pasarnos en cervezas y otros combinados… Aunque ahora los tomemos en casa, hay que reconocer que los españoles somos bebedores sociales.
«Individualmente, el miedo está asociado al estrés y socava nuestra facultad de razonamiento, lo que nos puede llevar a cometer más errores«, advierte Lupiáñez. «El confinamiento pone en riesgo la salud mental, reduce la capacidad para tomar decisiones racionales y crea un clima desalentador de expectativas pesimistas y temores generalizados«, añade. Por eso, el investigador considera la importancia de difundir tranquilidad a escala general: «Los gobiernos deben restaurar la confianza y la esperanza de la sociedad«, afirma.
Como que apostar por el futuro se nos antoja cuesta arriba. Y es que opina el investigador Lupiáñez que el miedo nos atrinchera y las dudas nos hacen cometer errores. Deprimidos y desesperados, así nos pilla este gradual desconfinamiento que no ha mejorado la percepción mental de la situación. En la tercera encuesta, realizada ya en la desescalada, hasta un 3% más de las personas participantes a su vez en el primer estudio manifestaban sentir temor ante el futuro.
«Las penas con pan son menos»
Finalizamos con una reflexión recogida en este estudio:
«El riesgo para la salud mental está claramente asociado con algunos factores de vulnerabilidad. Estar desempleado, vivir con muchas personas en un espacio limitado, tener hijos en edad escolar en casa, haber sufrido un shock debido al confinamiento (ej. cierre de la actividad, disminución de ganancias, etc.) aumentan la depresión, la ansiedad y el estrés. Por otro lado, tener un ingreso relativamente alto, ser propietario de una casa sin hipoteca que pagar, tener una gran superficie habitable y tener unas reservas financieras suficientes (puede pagar facturas durante seis o más meses si no tiene ingresos o incluso con menores ganancias) disminuyen los riesgos para la salud mental«. Lo que la vida nos ha contado toda la vida…
Puedes descargar completo aquí este estudio dirigido y financiado por Open Evidence, Universitat Oberta de Catalunya spin-off, en colaboración con BDI Schlesinger Group con investigadores de varias universidades. Es muy interesante.