Despedimos tristemente a D. Manuel, un referente tanto para quienes han trabajado con él y para él, codo con codo, como para su familia y amigos
El sector despide tristemente a D. Manuel Sanchis Albero, fallecido el pasado 3 de noviembre a los 94 años de edad. Manuel, con el tiempo D. Manuel, comenzó su andadura profesional allá por el año 1954, recién terminado el servicio militar. Lo hizo como viajante en la empresa Valenciana de Bisutería D. Francisco Giménez, quien le introdujo en el sector y al que siempre guardó un grandísimo afecto.
Tres años después de comenzar esta andadura profesional en el sector, D. Manuel se estableció por su cuenta con un modesto negocio en este mismo sector, acariciando la idea de pasar a la joyería. Su delirante inquietud hizo que solos seis meses después decidiera dar el salto; por lo que liquidó el negocio anterior y comenzó la que sería la gran aventura de su vida a la que dedicó trabajo, ilusión y pasión.
Con paso firme y decidió, como era él, fue creciendo hasta lograr con el tiempo una red comercial de distribución que abarcaría toda España. En este tiempo creó oficinas en Madrid, diversificó el negocio incorporando distribución de relojeria y también participó en sucesivas ediciones de ferias, tanto en Madrid como en Barcelona.
Finalmente destacar su personalidad luchadora y trabajadora como ninguna, dedicado a su negocio hasta no hace muchos años, por lo q se ha convertido en un referente, tanto para quienes han trabajado con él y para él, codo con codo, como para su familia y amigos. Alguien ejemplar, sin lugar a dudas. Ese ha sido D Manuel.
En palabras de Pedro Pérez, gerente de Grupo Duplex: «unos pasan por este mundo y otros se eternizan en él para siempre; unos llegan y pasan por nuestro sector y otros dejan en él semillas fértiles que jamás morirán. Es imposible pensar que se fue, más bien se inmortalizó en nuestro sector. 94 años de vida que pasaron en un instante dejando tan buen sabor de boca que su memoria permanecerá siempre en nuestra mente. La vida pasa y se lleva parte de nuestras historias, pero nunca se lleva los buenos recuerdos. Ahora está disfrutando de tanto bien que derramó en esta orilla. Desde aquí roguemos por él y, desde la otra orilla, que él interceda por nosotros«.