Debemos encarar la situación con coraje y heroísmo
Estamos ante una nueva revolución tecnológica digital. Toda la era industrial pre-pandemia se desvanece y abre un camino para la digitalización, nuevas tecnologías y, sobre todo, un abanico de descubrimientos científicos. En este contexto, el que se refugia en el pasado se queda obsoleto y tiene el fin a sus puertas.
Todos los avances en automatización trajeron el aumento de productividad a los países avanzados. Los robots con inteligencia artificial están favoreciendo a los países de Occidente de donde salieron. Las fabricas con miles de obreros dejan de ser renta-bles. Es evidente que caminamos hacia otro mundo hasta ahora desconocido. Los robots trabajan 24 horas seguidas los 365 días del año, no se ponen enfermos, no tienen bajas, no protestan. No hacen huelgas, su salario está fijado sin variaciones… y son capaces de fabricar productos de alta calidad a costes bajísimos.
Si observamos los centros de producción modernos, vemos que no necesitas grandes cantidades de personal, si no un “niñero” o número limitado de profesionales a modo de controladores.
La producible volverá a los países de origen donde se consuma, y de un modo paulatino.
Las fábricas se fueron a Asía en busca de sueldos bajos y ahora regresarán a Europa y a Estados Unidos. Esta vuelta a casa traerá consigo una mejor y rápida respuesta a los consumidores actuales.
Los avances digitales nos están abriendo la puerta a un mundo en el que los datos y su uso son producto y servicio al mismo tiempo, y con su aprovechamiento podemos medir todo en todos los segmentos de las empresas. El COVID-19 logró acelerar todo y nos ha demostrado de lo que somos capaces.
Las tensiones actuales entre Estados Unidos y China se añaden al cóctel de factores para modificar la especialización productiva de los países más avanzados del mundo occidental.
Ya nada es ni volverá a ser igual al viejo mundo pre pandemia. Ante nosotros se abre una nueva era llena de oportunidades siempre que estemos atentos y que las sepamos aprovechar.
Si amamos cada profesión, está se transforma y la luz disipa las tinieblas, volverá a brillar. Deberemos encarar esta situación con heroísmo, resignación y coraje. Debemos cambiar la pena y el resentimiento por comprensión y entendimiento. No luchamos contra nadie, solo con nosotros mismos. Y si te vences a ti mismo vencerás al mundo.
Mantengamos encendida la llama de la esperanza y perseverancia. Y sigamos las señales puestas en nuestro camino. ¡Les deseo a todos, estimados lectores, un nuevo 2022 en el que, con valentía e ilusión, crezcamos tanto en lo personal como profesional!.