Nos colamos en el taller de La Cabellera de Berenice
para conocer de primera mano como es un día de trabajo.
Alberto Viso da vida a La Cabellera de Berenice tras un taller sencillo, ubicado en su propia casa, en Barcelona. En un espacio abierto, con una mesa de montaje donde todo está a mano y que sigue la decoración de su casa, las constelaciones y las estrellas se convierten en unas joyas bonitas y especiales.
Todo empezó en un momento en el que Alberto sintió la necesidad de escapar de la rutina de su antiguo trabajo y crear algo propio. Con unas inquietudes creativas enormes, decidió cambiar de camino y enfocarse en el mundo de la joyería, un sector que le permitía llevar a cabo todas las ideas que rondaban su cabeza y, sobre todo, hacer lo que él quería.
“Al principio no sabía muy bien como iba ser esta nueva aventura, y empecé a invadir el comedor de casa” cuenta Alberto. Hasta que llegó el momento en el que todo empezaba a ir sobre ruedas y ya era necesario tener un espacio para su trabajo. Con la idea clara de querer un taller funcional donde todo estuviera a su alcance y que le facilitara el trabajo, Alberto decidió adaptar una de las habitaciones de su casa para convertirla en su pequeño taller que, además, también hace función de despacho.
Libros, estanterías con cajas y objetos que sirven de inspiración, fotografías, recortes y apuntes y, sobre todo, la mesa de montaje, un elemento esencial en la rutina de Alberto; y es que, si algo hace especial a su marca, es que la fase final del trabajo que supone la creación de una nueva colección, lo hace él mismo, a mano, en este pequeño espacio. Al final, todas sus joyas están llenas de personalidad, de sentimientos y de un trabajo elaborado a mano con mucho cariño.
“Al principio pensaba que me iba a costar trabajar desde casa, pero después me acostumbré. Lo primero que hago al levantarme es desayunar y encender el ordenador; compruebo mi correo electrónico, veo el seguimiento de los pedidos y también los nuevos que han entrado para después prepararlos. Algo esencial en mi rutina es este momento, ya que los nuevos pedidos siempre salen la misma hora, las 16.00h”, y así es como Alberto nos cuenta como es su día a día.
Aunque en épocas como el verano la rutina sea más calmada, Alberto también emplea una parte de su rutina para el taller: montar alguna pieza, plasmar nuevas ideas… Otro punto importante, en esta ocasión en épocas fuertes como navidad, Alberto dedica más tiempo a organizar los pedidos y, también, su presencia en los diferentes markets que se celebran en la ciudad condal, citas que para él ya son imprescindibles.
La idea que da vida a la joya
“Estamos ante una época de mucho fast fashion donde algunas marcas ya no siguen la idea de una nueva colección, pero a mi me sigue ayudando a expandir la creatividad y a crear una pequeña historia”. Sin unos tiempos marcados, pero buscando el momento perfecto, todas las colecciones de La Caballera de Berenice guardan un gran trabajo de inspiración tras ellas.
Si algo caracteriza al trabajo de este diseñador es que nunca nada llega tras una única idea, sino que se trata de un puñado de ellas, a través de imágenes o conceptos que Alberto va acumulando. “Siempre tengo más ideas que colecciones, ya que me gusta ir poco a poco”, afirma. Hasta que no llega el momento perfecto, teniendo en cuenta las tendencias del mercado, ninguna colección sale a la luz.
Hablando de su última colección, Solar System, Space Travel, es el mejor ejemplo para reflejar la manera de trabajar de Alberto. “La idea me llegó en enero, la empecé a desarrollar en febrero y la colección salió en julio; intento no presionarme con los tiempos, ya que además la moda cada vez nos da más tiempo y las fechas se disuelven. Si tuviera presión y las cosas tuvieran que salir en una fecha exacta, creo que las cosas no saldrían como yo realmente quiero”.
La inspiración es uno de los valores de esta marca. Sin ir más lejos, la última colección es una especie de viaje, donde las joyas parecen ser heredadas y usadas, pero manteniendo la esencia de La Cabellera de Berenice. “Tenía un print que era el sistema solar, que además da nombre a la colección, y quise hacer algo nuevo. Lo plasmé en un medallón y grabé las órbitas de los planetas en esta joya. Hasta entonces, nunca antes había hecho grabados en las joyas pero, cada que vez que sale una colección nueva lo más importante es no perder la esencia de mi marca, que todo siga siendo homogéneo”. Esta es, sin duda, la parte más personal; el proceso en el que la idea ha madurado con el tiempo y pasa a dar vida a unas joyas donde, además, Alberto plasma toda su personalidad.
Volviendo al momento en el que las ideas empiezan a coger forma, Alberto no se pone límites. “No elijo cuantas joyas quiero hacer, voy dibujando y plasmando las ideas y lo que surja”. Por eso, a veces sus colecciones están formadas por cuatro pendientes y dos collares, o al revés. Al final, las mejores cosas son las que salen cuando dejamos que todo fluya, cuando dejamos a nuestra mente crear todo lo que quiera y, después, con sentimiento lo hacemos realidad.
Proceso de creación
- La astrología y la astronomía son la principal fuente de inspiración de esta marca, de una historia que empieza como un dibujo para acabar convirtiéndose en una joya.
- Cuando llega el momento adecuado, las ideas empiezan a reflejarse en bocetos, formas o colores. Es decir, el material gráfico inspirador que empieza a dar un poco más de vida a lo que será la nueva colección.
- Después es el turno de la parte técnica, donde la inspiración se convierte en realidad. Se eligen los mejores bocetos y se digitalizan, es decir, se pasan a ordenador y se crean en 3D para después imprimirlos. Aquí, algunas diseños se descartan y otros se corrigen.
- A continuación, una vez impresos los prototipos de lo que será cada joya, se crean los moldes de éstas.
- Llega el momento de la producción a pequeña escala. A partir del molde se producen las unidades de cada joya trabajando, en este caso, siempre con plata y plata bañada en oro de 24k.
- Las piezas llegan al estudio para ser revisadas y ensambladas una a una. Este paso es el que Alberto hace personalmente desde el taller de su casa.
Beatriz Badás Álvarez