“Al final lo que me gusta de verdad son los retos”.
Pablo Pérez se reúne esta vez con Dani Molas, fabricante de joyería y bisutería, para contar de primera mano como un oficio con tanta tradición ha ido cambiando para adaptarse a los nuevo tiempos y, sobre todo, a esas nuevas generaciones que exigen diseños tan diferentes. Con una larga trayectoria a su espalda, empezando con una tienda, pasando por su propio taller, hasta dedicarse únicamente al diseño; un proceso que también ha ido surgiendo al mismo tiempo que surgían crisis, cambios generacionales o la llegada de nuevas generaciones tanto como clientes, como creadores de nuevas marcas que marcan el compás de un nuevo sector. La joyería está cambiando, la bisutería cobra relevancia… la clave es saber diferenciar lo uno de lo otro y lograr mostrar esta diferencia a la audiencia con el fin de mantener el sector unido. Dani Molas cuenta su experiencia desde que empezó en el sector, con tan solo 15 años, hasta día de hoy.
Pablo Pérez. Antes de nada me gustaría que nos pusieras en situación a todos nosotros. ¿Quién es Dani Molas?, ¿desde cuándo estás en el sector? Y, ¿por qué fases has pasado?
Dani Molas. Hace ya un largo camino desde los inicios. Empecé con 15 años a coger mi primer soplete y a los 18, junto con mi hermano y la ayuda de mis padres, monté mi primera tienda. Mis padres ya tenían una y, por ello, empecé a interesarme por el sector y esta tienda era como el inicio de lo que estaba por llegar, el futuro que quería, que era crear mis propias piezas. Eramos muy jóvenes, pero le poníamos muchas ganas; me encantaba, por ejemplo, crear piezas personalizadas para algunos clientes y, al mismo tiempo, continuaba labrando mi futuro. A los 22 montamos, mi pareja de entonces y yo, una segunda joyería que es la que definitivamente me empezó a lanzar de forma más seria al sector ya que conseguí trabajar para marcas importantes y casi todo el producto ya era cosecha propia. Fue una etapa en la que estaba muy contento hasta que llegó una crisis muy fuerte.
P. P.¿De qué año estamos hablando?
D. M. Fue en el 2005 cuando sufrimos esa crisis bastante importante. La zona en la que estaba ubicada la tienda cambió, lo que me hizo perder lo que era la venta compulsiva. Pasamos de una zona que era consideraba la calle principal y, de golpe, hicieron obras de manera que esa calle se convirtió en semipeatonal. Este cambio se vio reflejado sobre todo en las ventas de Navidad de ese año, que bajaron un 80%. Pude aguantar un poco, ya que al medio año de esta crisis, monté una empresa y me asocié con un representante con el que tenía muy buena amistad que me exigía un producto de plata de muchísima calidad. Le dije que podía lograrlo pero, para ello, tendría que formarme y fue, en este momento, cuando me adentré en el mundo del 3D. Vi futuro en este campo, creé una marca que llevaba mi nombre… y con este socio estuve varios años hasta que, desgraciadamente, él creyó que la marca no crecía lo rápido que debería y decidió abandonar el barco. Yo continué trabajando con Anna, que es mi mujer actualmente, y continuamos hacia adelante los dos, aunque es cierto que yo, cada vez más, tenía que trabajar en diseños a terceros y, precisamente fue este trabajo el que hizo que poco a poco dejara mi marca a un lado y, también cerrar la tienda que aún teníamos. A partir de este momento, decidimos crear nuestro propio taller lo suficientemente completo para ofrecer servicio de fabricación. Todo mi negocio cambió por completo, de tener tienda pasamos a ser un fabricante. Fuimos creciendo y tuvimos que contratar personal, pero fue precisamente esto lo que nos llevó a tener peédidas durante dos años y en 2015 decidimos cerrar el taller para mantener solo la parte de diseño. Hace tres años decidimos meternos en bisutería ya que, como bien sabéis, todo este negocio de la joyería ha cambiado muchísimo con una escalada de producciones y de materiales en la que todo ha evolucionado. Por ello, actualmente trabajamos un 90% a empresas de bisutería, con clientes que sacan novedades cada 15 días y subcontratando a colegas del sector la parte de taller.
P. P. Has comentado muchas cosas y también has pasado por muchas fases y posiciones dentro del sector, incluso por algunas que no se pueden controlar, como por ejemplo cambios en una ciudad o situaciones como el COVID-19; es decir, tú te piensas que va todo bien y de repente aparece un problema inesperado y, al final, te tienes que reinventar y estás acostumbrado a ello.
D. M. A mí al final lo que me gustan son los retos y tampoco me cierro solo a la joyería, por ejemplo trabajamos diseñando trofeos. Es decir, si una persona me propone un reto que yo veo interesante, pues me meto a por ello. Siempre estamos reinventándonos y tú eres de mi quinta, no hemos vivido la época buena de nuestros padres o abuelos… antiguamente vender joyería era más fácil y hoy en día tenemos que luchar para ganar.
“Tengo clientes de 20 años que ven las cosas de otra manera y que me han hecho abrir a mí los ojos y cambiar mi manera de trabajar”.
P. P. Me gustaría hacer hincapié en este punto. Aquí tenemos una lucha generacional, sobre todo de qué es el sector joyero. Al final hay gente que dice que el sector joyero es metales preciosos, piedras preciosas y ahí se acaba la joyería; otras veces tenemos la batalla en la que entra en juego saber donde está la parte artesanal, o la parte más bisutería que para algunos eso ya no está dentro del sector… Y luego el “han aparecido otras marcas que no hacen joyería y otras que sí”… ¿Dónde está esa línea que separa una cosa de otra?
D. M. Yo soy una persona que antiguamente tenía este mismo pensamiento, pero porque al final me he dado cuenta de que vivimos dentro de un círculo. He trabajado para grandes marcas y una faena te crea otra faena y yo estaba encerrado en eso, para mí la joyería era lo “típico”, hacer oro con brillantería, etc. Con el paso de los años me dado cuenta de que no es así, y he tenido discusiones hace no mucho por esto. Al final si nos basamos en tecnicismos y en lo que dice el diccionario, una joya es una pieza realizada con piedras preciosas, metales preciosas, etc.. pero, realmente, esto es un error y una joya puede estar hecha de cualquier material y es completamente respetable. Tengo clientes de 20 años que ven las cosas de otra manera y eso es muy importante; además estos jóvenes me han hecho abrir a mí los ojos y cambiar mi manera de trabajar.
P. P. Estás haciendo trabajos para gente que se está reinventando o incluso personas que venían de otro sector y que han visto nicho de mercado en este sector. ¿Qué niveles de venta o cantidad de ventas están haciendo? Es decir, ¿realmente es un mercado que está en auge aunque no lo parezca para muchos del sector, que se piensan que la joyería está en crisis pero, al mismo tiempo, estamos viendo cómo la gente lleva joyas?
D. M. Ahora mismo estoy trabajando en un proyecto desde hace un año y las primeras piezas salieron en junio del año pasado; pues de junio a diciembre, estamos hablando de que esa empresa solo ha fabricado alrededor de entre 30 y 40 mil piezas en la primera campaña. También trabajamos con clientes que trabajan fuera de España, el nicho de mercado de la bisutería es tan amplio que nos puede llevar, sobre todo, a Estados Unidos, un mercado muy importante e interesante; estos clientes que trabajan en esta zona fabrican de 80 a 120 mil piezas anuales.
P. P. Quiero hacer hincapié en dos puntos que has comentado, para hacer un cóctel de ambos. El primer punto es una tienda que tienes y que sufre por una situación externa; a esto le añado el otro punto, que es que vivimos en un círculo, cómo has comentado. Tengo la sensación de que en el sector, cada uno vive como en su círculo y ve que están cambiando cosas, que les está yendo mal, pero como viven en este círculo se piensan que su verdad es absoluta y que el mal es generalizado; puede ser que no se den cuenta que si salen de su círculo, existen otras oportunidades, otras generaciones, otra forma de pensar…
D. M. Está claro. La palabra joyería es muy fuerte y te causa mucha presión porque cuando trabajas con marcas de joyería de primer nivel, digamos que esos empresarios lo saben todo y el hecho de que tú vengas de abajo, siendo joven, llega un momento que esas personas no acaban de valorar tu trabajo. Y ahora que estoy trabajando con dos o tres clientes que no tienen ni ideayquenosotroslescontrolamostodo el proceso desde nuestra experiencia, esta gente es mucho más agradecida.
P. P. Y tú que has vivido la parte de una generación y que has tenido que reinventarte, en términos generales, ¿cómo ves la situación de la joyería a día de hoy a nivel cliente final, no solo generacional?
D. M. Estamos teniendo esta conversación en una época en la que el mundo online está muy favorecido, muy al alza. La pandemia lo que ha hecho es relanzar todas las ventas online, sobre todo en bisutería, y actualmente yo creo que el mercado seguirá siendo así durante un tiempo. Las redes sociales son muy importantes, sobre todo la persona que hay detrás de esas redes porque al final es la persona que transmite esa confianza. Actualmente las tiendas, sinceramente, no lo tienen tan bien porque están llegando chavales con una fuerza en redes sociales muy fuerte que son las que están arrastrando a sus seguidores a comprar lo que estas personas están diciendo, ya que son personas que saben moverse y que saben vender. Por ejemplo, si hablamos de piezas al detalle de mucho nivel, este tipo de piezas no están tan al alza como antes y este mercado lo está supliendo la plata.
P. P. A mí también me sorprende que, por ejemplo, algunas marcas dicen que han vendido mucha plata pero desde hace un tiempo la gente también valora el oro. Que la joyería o la bisutería se pongademodahacequelagentequiera un poco más.
D. M. Nosotros trabajamos para un fabricante de toda la vida y el producto está muy bien hecho y a ese nivel siempre se vende muy bien. Al final es fabricar con un bajo peso y que quede bonito para esas personas que buscan algo diferente.
P. P. Una última cosa, dentro de todas las fases por las que tú has pasado, sobre todo estás focalizado en la parte de fabricación, de desarrollo de producto. Vivimos en un sector donde, de por sí, lo que predominaba era el tipo de producto y la calidad pero ahora vivimos un cambio donde está cogiendo mucho nombre la marca, hasta el punto en el que yo he visto a jóvenes preguntarse si los cristales de Swarovski son diamantes… lo que hace el poder del marketing, por que hemos vivido en un sector donde la marca no importaba nada y ahora predomina más la marca que el producto. Entonces, tú que vives la parte de desarrollo, ¿eres más de marca o de fabricación de producto?
D. M. Yo estoy en parte media. Yo vengo de la joyería artesanal, de hacer joyas a mano y esta experiencia la estoy traspasando a bisutería. Por ejemplo, en esos jóvenes clientes que desconocen el sector pero confían en nosotros me trajeron un día unas piezas de producción, creían que estaban bien hechas pero yo me di cuenta que no. Por ello, estoy en medio para que una pieza salga lo mejor posible y lo que se vende, realmente, es la marca, el diseño y la persona que mueve las redes sociales y, en un último plano, el material. Si pones que la joya tiene baño de oro, ya están contentos.
P. P. Este capítulo es un capítulo muy grande y aquí es donde, de una vez por todas, si queremos defender nuestro sector tendríamos que ponernos todos a una porque la audiencia al final consume lo que ve.
D. M. Hay que luchar por el sector, yo soy joyero de toda la vida, pero hay que reconocer que hay otro sector que está creciendo y que tiene su espacio. Lo que hay que hacer es saber separarlo, no compararlo, una cosa es joyería y otra bisutería.
P. P. Lógicamente. Pero yo creo que esto nosotros lo sabemos pero la audiencia no lo sabe y eso es lo que tenemos que cambiar y potenciar, que el cliente final sepa diferenciar. Todos vamos a la misma audiencia.
Una entrevista muy profesional. También esclarecedora. Excelente trabajo.