Un viaje perfecto que nos ha ayudado a todos a conocer que hay detrás de una marca que crece a pasos agigantados.
Grupo Duplex viaja, invitado por Les Georgettes by Altesse, a una de las ciudades más bonitas de Europa, París. Dos días completos de actividades en los que pudimos conocer no solo como la marca gestiona sus estrategias, o sus diferentes puntos de venta repartidos por la ciudad, si no que también tuvimos la oportunidad de visitar el taller, localizado en un pequeño pueblo a las afueras de París, y conocer así de primera mano como es todo el proceso de creación.
La primera parada tenía lugar en las oficinas centrales de Les Georgettes, muy cerca de un lugar tan emblemático como la Opera de París. Una reunión y la presentación de parte del equipo así como del presidente y vicepresidente de la marca, daban paso a la segunda parte de este viaje: conocer los diferentes puntos de venta en los que se distribuye Les Georgettes. Para ellos, una distribución selectiva es un pilar importante a la hora de dar a conocer al mundo esta marca con un concepto único e innovador, donde la personalización propia está servida, así es que desde las tiendas multimarca, los córners e incluso la tienda propia se localizan en puntos importantes y estratégicos de la ciudad: la galería Printemps, el barrio de Le Marais o Bercy Shop, tienda multimarca.
Es aquí donde podemos apreciar físicamente las diferentes colecciones de Les Georgettes, desde “Les essentielles” inspirada en los jardines de estilo francés, “Les Précieuses” con joyas adornadas con óxido de circonio, “Les cumulables” y la nueva colección para hombres hasta “Les Coutures” en la que diferentes clips son protagonistas, así como una de sus últimas novedades y que más ha llamado la atención: los relojes; es decir, en lugar de elegir un clip para adornar el brazalete, Les Georgettes también ofrece la posibilidad de elegir la caja de un reloj y crear así una pieza totalmente única.
Le Marais, punto de partida
En el corazón del barrio de Le Marais y en el París de 1905 comienza una parte de lo que ha hecho que Les Georgettes esté hoy donde está. El joven y talentoso artesano Marius Legros creó su taller de joyas, en el 62 de la rue Charlot para más tarde, en 1912, abrir su fábrica de joyas en en el valle de Ardéche. Su hermano Georges, por su parte, creó en 1917 los talleres Bijoux GL en Cheylard. Ambas fábricas poco a poco fueron creciendo hasta convertirse en los líderes franceses de las joyas bañadas en oro. Ambos se fusionaron para crear la Maison Altesse, lo que hoy conocemos como el lugar donde Les Georgettes cobra vida.
Le Marais sigue siendo escenario de Les Georgettes, con una tienda propia que, durante el viaje, pudimos conocer acompañados de parte del equipo de la marca y su vicepresidente que, entre risas, nos cuenta como “el fantasma de Marius Legros vigila la tienda cada noche”. Un lugar con mucho encanto que define a la perfección una marca diferente donde sus colecciones son tan infi- nitas como las combinaciones que cada joya ofrece, gracias también a sus pieles reversibles en diferentes colores.
Ardèche, donde nace la magia
El otro corazón de Les Georgettes es Ardéche, ubicado en “La Vallée de Bijou” (el valle de las joyas”). Aquí es donde la marca tiene su taller o, dicho de otra manera, el lugar donde empieza la magia. La primera fábrica de joyas en Francia con una calidad de manufactura reconocida más allá de las fronteras de ese país, nos abre sus puertas para mostrarnos hasta el último secreto.
La Maison Altesse combina la tradición de la joyería artesanal con la eficacia de las técnicas de fabricación más modernas e innovadoras, incluso en su taller podemos encontrar máquinas creadas por los propios trabajadores; trabajadores que además cuentan con una experiencia excepcional, transmitida de padre a hijo desde hace más de un siglo. Una experiencia y tradición que se traslada también a las máquinas de las que hablamos, donde las más nuevas son ya la tercera generación y todo funciona gracias a la mejor tecnología. Estas máquinas además trabajan 14 horas al día para poder cumplir con la producción. Otro punto clave son los controles de calidad, ya que cada etapa está vigilada por estos controles y cada fallo se revisa para entender el error y no volver a cometerlo. El momento de limpiar y pulir la joya es otro proceso importante y al que dedican tiempo y cariño para, más adelante, bañar la joya de la mejor manera posible. En definitiva, hemos podido conocer el día a día de estos trabajadores, desde el primer paso hasta el último.
Esta experiencia finalizó con una cena en uno de los restaurantes más bonitos y con más historia de París, “Le Train Bleu”. Una joya en la ciudad que acogió a un grupo de amantes y profesionales del sector para despedir un viaje perfecto que nos ha ayudado a todos a conocer que hay detrás de una marca que crece a pasos agigantados.