Las joyas formaron parte destacada en la historia de las vidas de muchas actrices, princesas y celebs y fueron ellas las dueñas de piezas increíbles. Un verdadero amor por la joyería, junto a estilismos que hicieron historia, son el resultado de poder y belleza.
Lo de Elizabeth Taylor fue una verdadera vida entregada al amor y al amor por las joyas. Tuvo en su poder míticas piezas que ahora son leyenda, las últimas glorias del Hollywood dorado de los años 50. Firmadas por las mejores casas, Elizabeth tuvo en su poder joyas como el diamante Krupp, de 69.94 quilates en forma de pera y que una vez perteneció al joyero Harry Winston; o el collar de Van Cleef & Arpels que lució al recoger el Oscar a su labor humanitaria.
Su marido Mike Todd también le regaló algunos de los grandes tesoros de su colecciones, como una tiara de diamantes o un collar de rubíes y diamantes. Richard Burton también supo conquistarla con un broche de esmeraldas, el sautoir de zafiros (321 quilates) y el epatante collar de (también de esmeraldas) que marcó el hito entre sus pertenencias, de Bulgari.
Wallis Simpson y el duque de Windsor fueron la pareja it del S.XX. El renunció al trono más poderoso del mundo por ella, y ella tenía un exquisito gusto por la moda, a lo que hay que añadir su pasión desmedida por las joyas más impresionantes. Cada momento especial de esta pareja era recordado con una joya.
Tras la muerte de la duquesa, la colección de la pareja salió a subasta, entre ellas el brazalete de tigres en diamantes y ónix con ojos de esmeralda, o el collar tutti frutti; en total una colección valorada en 64 millones de la época.
La princesa Grace Kelly elevó las joyas a un nuevo estadio en cada uno de los eventos en los que puso el pie. Su estilo se definía por ser clásico y elegante y eso se reflejaba también en las joyas que elegía. Una de sus firmas preferidas donde encontraba sus mejores joyas fueron Cartier y Van Cleef & Arpels.
Pero la verdadera leyenda empezó con su anillo de pedida, un diamante central de 10.47 quilates en talla esmeralda flanqueado por dos piezas algo más pequeñas en talla baguette. Otra pieza leyenda y que sólo fue lucida por la princesa en una ocasión, fue una tiara espectacular compuesta por un total de 170 piedras, de 77.34 quilates.
Sara Montiel también fue una de las grandes divas con una autentica fortuna detrás de su colección de joyas. Un babero de esmeraldas y diamantes que se convirtió en icono de la sociedad española, brazaletes, pendientes, anillos, broches…y un sin fin de joyas que solo ella sabía lucir.