«Al que no está en el carro de Internet, no le veo futuro». Carlos Bailín, presidente de los joyeros de Huesca, defiende que hay que apostar por las nuevas tecnologías y dar un buen servicio y mejor calidad en el producto.
«Ubícate en Google», defiende Carlos Bailín, presidente de la Asociación de Joyeros de Huesca desde hace unos meses, 40 años en el sector y con establecimiento en la capital oscense, en Porches de Galicia, 5. Y no solo has de estar, también ser igualmente atractivo en la nube como te esmeras en serlo en tu tienda. Para ello Carlos ya cuenta con la inestimable ayuda de su hijo Dani, de 26 años, del que afirma «es un crack».
Y las cuentas salen. Nos cuenta: «Yo antes me gastaba en prensa local y ahora en Google. Metí cinco euros en Instagram e hicimos una venta de 3.000 y pico. Si ya con esta primera inversión te ha salido bien, tienes que ser conscientes de que algo estamos haciendo mal».
Bailín se refiere al yugo que se han autoimpuesto la mayoría de las 17.000 tiendas de joyería en España, la falta de inversión en otros aspectos que no atañan al producto. «Dicen del joyero que vive pobre y muere rico, porque todo lo tiene en la tienda, todo el dinero invertido en stock, y ahora eso no puede ser así».
«Hay que invertir, no puedes intentar vender si no tiene una buena imagen, una buena tienda. Hace poco invertimos en la nuestra más de 20.000 euros. Ahora tengo una página web con cara y ojos y le repito constantemente a mi hijo, Dani, quiero tener una banderita plantada en Internet de que aquí hay relojes, y muy buenos, pero esto no se puede hacer si tú no inviertes».
Tres son los pilares que defiende Bailín para no solo capear, sino salir reforzados de las consecuencias de esta pandemia. «Apostar por las nuevas tecnologías y dar un buen servicio y mejor calidad en el producto». En esas está también la continuidad de su negocio y el futuro relevo generacional. «El chaval lo hace muy bien, le gusta mucho la joyería y se siente recompensado económicamente. Que antes mi generación de jóvenes trabajábamos por nada, pero yo soy partidario de que el dinero hay que disfrutarlo».
Joyería Carlos Bailín ha entrado esta semana en la fase dos. Le preguntamos cómo ha ido. «Mientras estuvimos encerrados por supuesto no hicimos nada en tienda, pero, menos aquella semanita, hemos estado en el almacen organizando stocks». A los Bailín les sirvió este tiempo confinado para ordenar todo lo que habían comprado durante la pasada crisis.
Y es que lo fuerte de su negocio es la compra-venta, también la joyería con diamantes y sobre todo el reloj de ocasión, de Rolex para arriba, es decir, de alta gama. Le preguntamos cómo fue en la fase 0 y 1: «Lo que más se ha hecho es el servicio técnico y, con permiso de las autoridades, se han recuperado otra vez esas ventas que teníamos antes en relojería de ocasión».
«Veníamos a vender online unos dos o 3 relojes al extranjero por semana, estos días uno a la semana, me refiero a los relojes de colección, lo que tampoco está tan mal…» De momento trabajan en Europa, algo también en EE.UU y otros países, «pero, por lo complicado del tema aduanas, preferimos no vender».
¿Qué opina de la actitud del consumidor posCOVID-19? «Yo creo que la gente ha aprendido a comprar detrás de una pantalla a las empresas que somos de fiar y eso va a ir en aumento. Al que no esté en el carro de Internet, no le veo futuro».
Bailín también vislumbra que la sombra de la joyería tradicional en el nuevo escenario ya no será tan alargada como antes. «Pero sí que de aquí a 3 o 5 años tendrá su espacio como joyería de calidad, dando atención personalizada al cliente, atendiéndole bien y con mucha, mucha paciencia… Lo de perder fácilmente los nervios ya nos venía antes del coronavirus…»
Y nos deja con otro mensaje que hace referencia a su perfil asociativo e inquieto: «Soy partidario del trabajo personal, si uno no lucha por sí mismo, poco se puede hacer. Pero también la unión hace la fuerza y hay que moverse bien todos». Se refiere con esto último a la próxima junta virtual de la asociación oscense de cara a adherirse a la Confederación Española de Joyería y Relojería.
Profesionalidad y atención por Carlos y Daniel.