Skull Rider, la marca de Jorge Lorenzo y Sito Herrera, sigue labrando su éxito a través de estrategias que fusionan dos mundos totalmente diferentes a simple vista.
Entre las nuevas generaciones, el auge de Internet, las marcas que apuestan por nacer directamente en el mundo online…es momento de pensar menos y actuar más. De poco sirve criticar que Internet se está convirtiendo en el enemigo de las tiendas tradicionales, en este caso de las joyerías, cuando estamos dejando pasar una de las oportunidades que ha hecho que la joyería vuelva a estar en su momento más álgido.
El nuevo consumidor
Qué viene relacionado con las nuevas generaciones, esas que ahora mismo son las que pueden salvar cualquier punto de venta o joyería tradicional. ¿De qué manera? Renovarse o morir.
El primer error llegó cuando todos creímos que estos jóvenes, y nuevos consumidores, no sabían valorar el sentimiento de una joya, y que nunca más volverían a elegir esas joyerías donde antes de entrar tienes que picar al timbre. Y este es el segundo error. Obvio que un local donde existe una gran cantidad de dinero por el tipo de producto que vende, tiene que tener una buena seguridad pero la cuestión no es esta, la cuestión es que el nuevo consumidor busca experimentar, busca tocar el producto y sentir que puede ser suyo; no quiere barreras de seguridad que le impidan apreciar en su totalidad esa joya o reloj que tiene en mente comprar. Tampoco se fija solo en un producto de bajo coste, si no que estas generaciones son exigentes y saben valorar esa calidad/precio, buscando un producto diferente, que les asegure una larga vida por su calidad y por la manera en la que ha sido trabajado; un producto que dentro de dos años o tres le siga pareciendo tan especial como el primer día que entró en esa tienda. Una manera bastante fácil de atraer al consumidor, ¿verdad?. El secreto está en como lo hagamos.
El nuevo consumidor busca algo más que un producto y es aquí donde Skull Rider ha encontrado la fórmula perfecta para atraer a este público. Y también es la propia marca la que quiere acercar la modernidad a lo tradicional, dando una vuelta de rosca y apostando fuerte por el momento en el que nos encontramos.
Skull Rider es esa marca que ha sabido sacarle jugo a todo tipo de herramienta que el mundo nos concede hoy, desde el online hasta el offline, pasando por unos productos que buscan satisfacer al cliente de una manera completa. Y, volviendo al offline, aquí es donde Skull Rider quiere otorgar la misma oportunidad a las joyerías tradicionales, ofreciéndoles una manera de acercarse a estas nuevas generaciones, las que más van a consumir en un futuro.
La marca de Jorge Lorenzo y Sito Herrera acaba de lanzar su colección de joyas, pero este no es el único producto que hace que la marca esté hoy tan posicionada. Esta nueva colección se complementa con gafas de sol, accesorios para las motos, como un casco, mochilas de cuero y accesorios de telefonía, como unos auriculares.
Pues bien. Una joyería puede vender perfectamente la nueva colección de Skull Rider y acercarse así a un público más moderno, con unas características propias que le definen. Pero, ¿porqué satisfacer a este cliente con una joya y nada más, cuando se puede ir más allá? Volvamos al principio. El cliente moderno puede entrar en la joyería de toda la vida buscando una pieza de Skull Rider, un anillo tipo sello por ejemplo, y el vendedor puede ofrecerle, además de esta joya, unos auriculares sin cables, con 20 horas en música o 24 horas en llamadas, con un descuento sobre este accesorio que hará que el cliente no se lo piense dos veces; se llevará los dos productos, y además se acordará de aquella joyería que parecía tan tradicional pero que le sorprendió con un pack tan moderno y útil. Solo es cuestión de arriesgarse, de renovarse o morir, como señalábamos al principio.
Esta nueva manera de consumir supone un plus a las nuevas tecnologías; el mundo cambia, la gente cambia, todo se moderniza cada vez más según van pasando los años. ¿Por qué una joyería que lleva tantos años a pie de calle, cumpliendo con las necesidades de todos sus fieles clientes, los mismos que también se modernizan, no pueden ir un paso más allá? No se trata de perder esa esencia de un producto exquisito, de un lugar que guarda tantos años y tantas generaciones, se trata de fusionar esa larga vida con un poco del presente y del futuro, acercándose a todo tipo de consumidor.