El cartel con el mensaje de socorro continúa pegado, desde el 30 de mayo, en las marquesinas y otros lugares entre la esquina del Liceu con el primer portal de la calle Sant Pau. Una pareja pide ayuda a la ciudad entera.
«Recompensa $$$$ Anillo perdido el sábado 30/5. No es caro pero tiene mucho valor sentimental. Herencia de mi abuela. Ruego su bondad en devolverlo o llamar con cualquier información; no se harán preguntas +34 697 432 050″ . Una pareja colgaba un cartel en el centro de Barcelona con este texto, después de que ella perdiera su anillo de compromiso. Pide ayude a la ciudad entera.
Todo empezó el pasado 30 de mayo, el mismo sábado en el que por fin podíamos empezar a salir de casa tras dos meses y medio de confinamiento. Una pareja, afincados en Barcelona desde hace dos años, la misma ciudad en la que se conocieron, decidió salir a cenar a casa de unos amigos. Tras la cena y la vuelta a casa, bajo la lluvia, ella, que sabía que no era recomendable ir por la noche por la zona de el Raval, decidió guardarse la alianza en el sujetador. Aunque cada poco comprobada que el anillo seguía en su sitio, cuando llegaron a casa se dio cuenta de que no tenía el anillo. Y las próximas horas de esta pareja sucedieron como nos hubiera pasado a cualquier de nosotros en esa misma situación: buscando por la acera, horas y horas, haciendo el mismo recorrido, con la esperanza de encontrarlo.
Desde entonces, el cartel con el mensaje de socorro continúa pegado en las marquesinas y otros lugares entre la esquina del Liceu con el primer portal de la calle Sant Pau. Como cuenta Amelia a El Periódico, el Coronavirus obligó a esta pareja a cancelar su boda, también su vuelo programado a Guatemala para que la familia conociera a su prometido… Y afirma que «pagaría 2.000 o 3.000 dólares, pero que aparezca«.
Lo cierto es que el anillo, en realidad, era una sortija de pedida de mano pero con un gran valor sentimental. La alianza está hecha a partir de unos diamantes que formaban parte de unos pendientes que la abuela de Amelia compró en su día. La abuela dejó en herencia varias de estas piedras preciosas a cada una de sus hijas y la madre de la protagonista le dio el suyo hace un año, cuando anunció su boda, y entonces Amelia decidió diseñarse el anillo de pedida con este diamante.
Una historia que deseamos que acabe con un final feliz, y que Amelia recupere su anillo de compromiso.
-Foto de portada: El Periódico-