Aunque perdamos una batalla, de la derrota se aprende
Siempre está lo que podía haber sucedido y no sucedió. Hay instantes que pasan inadvertidos y la magia repentina, el destino da un cambio a nuestro universo. Lo importante es que nuestro corazón obedezca ese sonido que da el tiempo y que no se pare para siempre.
Es importante vaciar la mente de historias pasadas, viejas, ya vividas… y dejar espacio para lo nuevo. Dejemos desarrollar la intuición, seamos valientes, arriesguemos más; hagamos lo que sea nuevo, ya estemos acertados o equivocados, pero hagámoslo.
Demostremos nuestro poder; formemos parte de ese nuevo sueño, el que está por llegar, el que nos hará mucho más felices dentro del sector. Con nuestra fuerza seremos capaces de cambiar el destino nuestro y el de todo el mundo joyero-relojero. Si creemos en los milagros, estos empezarán a suceder.
Un pensamiento puede cambiar nuestra vida, nuestro destino. El que está seguro de conseguir algo, ese algo siempre aparece, siempre existe el que espera a otro. Si realmente nos comprometemos con el sector, no dejemos de avanzar y con entusiasmo, ilusión y fe ciega en que algo sucederá.
El entusiasmo es lo que confirma que todo es posible siempre que nos comprometamos. Hay que ser como el jinete, si nos caemos del caballo tenemos que volver a subirnos al instante. Si tardamos perdemos el valor de volverlo hacer.
Hay que aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan, si pasan, tardan o no vuelven. Tomemos pues nuestras decisiones y comprometámonos con el sueño que llevamos dentro.
Todo lo que debemos aprender está delante de nuestros ojos. Si nos encerramos en pensar en lo que ya se ha ido, no encontraremos la solución del espacio abierto que queda y que tenemos que llenar con cosas nuevas. Un poco más de confianza en nosotros mismos y en el sector nos permitirá experimentarlo con mayor intensidad.
Un lenguaje universal se ha escrito siempre con suerte y coincidencia. Pero no nos olvidemos de nada; la memoria sirve para protegernos de los peligros, nos alimenta y ayuda a crecer, y transmite lo que aprendemos.
Aunque perdamos una batalla, de la derrota también se aprende. Con el tiempo sabremos que eran tonterías, sufrimientos innecesarios, engaños a nosotros mismos. No nos culpemos por ello; pero no dejemos que los errores se repitan.
Algunas veces la vida nos coge desprevenidos y nos hace caminar hacia lo desconocido. Pero debemos ser como un río, libres, pero siempre en movimiento. Lo importante es no ser cobardes, vivir la vida y hacer lo que debemos hacer…
Abracemos al sector, démosle cariño y así le daremos un día más de vida. Practiquemos el lenguaje del entusiasmo. Busquemos lo que deseamos y lo que queremos y creemos.
Si las palabras son la vida puesta en el papel, busquemos a las personas. La fuerza de la voluntad requiere paciencia y mucho compro-miso. No desfallezcamos.
Nuestro sector está pasando por varias mutaciones y cada una de ellas se convierte en un cambio radical; pero con coraje llegaremos hasta donde sea necesario. Dejemos de lado el miedo a sufrir, porque este es peor que el propio sufrimiento.
Todas las aflicciones que lleguen se irán. Ante las situaciones desventajosas encarémoslas con coraje, resignación y heroísmo.
La vida sin causa es una vida sin efecto. Pero es muy importante que nuestra mente, nuestros diseños, nuestras formas de actuar estén en sintonía con la realidad.
En esta vida siempre hay un acontecimiento que es el responsable de que dejemos de progresar.
No tengamos prisa, dominemos la impaciencia. El fruto hay que cogerlo cuando está maduro.
El camino correcto es el arte de llenar lo que falta y quitar lo que sobra. Debemos estar dentro del sector pensando en ayudar y no en condenar lo que el otro haga. Seamos imbatibles; no luchemos unos contra otros, solo nosotros mismos y venceremos.