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Nunca imaginarás de donde vienen las joyas de Dolce & Gabbana

Dolce & Gabbana incluye piezas de joyería en sus desfiles y últimas colecciones, llamando siempre la atención por tratarse de maxi piezas con formas arriesgadas pero atractivas. Lo que nunca nos pudimos imaginar es que los diseñadores italianos comprarían, desde hace una década, esta piezas a una joyera ibicenca.

Hace ya 10 años que Domenico Dolce y Stefano Gabbana aparecieron en la joyería de Elisa Pomar, una ibicenca cuyos antepasados orfebres se remontan a 1859. Quizás fue casualidad o quizás cosa del destino pero, los italianos se enamoraron de sus diseños elaborados en oro y plata que combina con coral y algunos cristales de colores. Fue entonces cuando nació esta bonita amistad entre Elisa y los diseñadores italianos.

Desde entonces, los diseñadores de Dolce & Gabbana vuelven cada año a Ibiza para nuevas joyas para sus desfiles. Nunca le desvelan los detalles de la colección, tampoco sacan al momento lo que compran; por ejemplo, en la pasarela d Nueva York de este año, las modelos lucieron piezas que los diseñadores habían comprado ya hace tres años. Elle Mcperson o Scarlett Johansson han llevado sus joyas en desfiles o campañas publicitarias.

Dolce & Gabbana 2016

Pero no solo de celebrities va la cosa. La joyería de Elisa guarda mucha más historia de la que podemos contar. El Rey Alfonso XIII ya era cliente de su abuelo, guarda tesoros como un Clauer de los tres que no desaparecieron tras la guerra civil o vende todavía piezas que tienen mucha tradición, como una joya de plata negra de la que cuelgan dos llaves y dos imágenes de la Virgen, que se la entregaban las suegras a su nueras para que se la colgaran en el cinturón cuando salían de casa; simboliza que les daban el corazón de sus hijos, aunque las que seguían mandando eran las suegras.

El bisabuelo de Elisa era conocido en la isla como «el joyero del Rey» y es que la familia Pomar trabaja con joyería tradicional ibicenca desde 1850. Elisa ha visto a su abuelo y padre elaborar joyas ibicencas desde muy pequeña, lo que hizo que se enamorara de este arte y la llevó a estudiar geología en Palma de Mallorca. Comenzó muy pronto en el mundo de la joyería y desde los 18 años se lanzó con su propia boutique en el barrio de La Marina.

En los últimos años la joyería tradicional había quedado prácticamente relegada a las actuaciones de las collas de baile payés. A partir del año 2010 y con el lanzamiento de sus sucesivas colecciones, Elisa Pomar ha conseguido que estas piezas vuelvan a lucirse con orgullo en cualquier momento y ya es normal verlas en todo tipo de evento social.

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