Por Petra Marín, directora editorial de Contraste (Grupo Duplex)
Soplan vientos del cierzo en el país de Heidi, y entre ellos nacen los Geneva Watch Days. Quienes viven en Suiza conocen bien el bise, el viento del nordeste que sopla en su meseta y especialmente en Ginebra, ciudad que se asienta en una orografía que hace de cajón del mismo. El bise tiene dos caras, en francés el bise franche, que es el del buen tiempo; y en contraposición el bise noire, negro, que sopla fuerte bajo lluvia y frío, el de tormenta. Dicen que precede a la calma, pero, en estos momentos, y en Suiza, parecen estar pero que muy lejos de la misma.
Desde la relojería helvética no dejan de llegar noticias cada día amparadas por el COVID-19 que, -hay que decirlo- ha soliviantado a todo el mundo. El 28 de febrero se conocía la extravagante medida gubernamental de prohibir todo acontecimiento público con más de 1.000 asistentes. Más de uno se ha preguntado cómo recontarlos… y qué pasaría si se llegara el caso de que fueran 999… Qué dilema para el coronavirus!!!
La preclara “medida” se promulgaba un día después de que Watches & Wonders (ex SIHHH, nueva versión del Salon International de la Haute Horlogerie con una fórmula llamada “In the City para los clientes finales) se descabalgara motu propio del calendario ferial, y fue la excusa perfecta para que Baselword, “sintiéndolo mucho”, hiciera lo propio.
Este lunes tarde conocíamos otra vuelta de tuerca en este “Cirque du Soleil” tan poco habitual dada la particular “flema” suiza. Varias marcas relojeras han anunciando los Geneva Watch Days. Entre ellas Bulgari, del grupo LVMH. Las fechas, del 26 al 29 de abril. Da la casualidad que la misma dijo adiós a Basilea por el coronavirus, alegando que sus clientes ya habían podido conocer sus novedades en otro evento, en concreto en la LVMH Watch Week de Dubai, que tuvo lugar en enero pasado.
Pero no, no… esto no ha sido así. Clientes y prensa europea han sido invitados para su Bulgari Watch Days, según un comunicado lanzado por la firma dirigida por Jean-Christophe Babin. Y ello justo los días en los que debía celebrarse la cita de Richemont. Y a iniciativa suya estará escoltada por otras marcas que han decidido lo propio, como Breitling, Girard-Perregaux, Ulysse Nardin… y otras independientes como De Bethune, Urwerk. Se especula también con Chopard… Si el COVID-19 lo permite, los Geneva Watch Days están servidos.
Pero esto no acaba aquí. El ahorro de energía emocional a los que nos tienen acostumbrados los suizos se ha convertido en un derroche. Como el “toque de queda” de sus autoridades ha fijado un baremo numérico, las marcas lo celebrarán de forma descentralizada en sus propias tiendas. como así lo afirman sus organizadores. Una alternativa a pequeña escala, explican. Como es el caso de Ulysse Nardin que instalará en el primer piso de su nueva boutique una muestra de sus nuevas colecciones.
Afirma Judikael Hirel en Le Figaro que va a ser como “un salón sin salón”. Está en lo cierto, y demuestra que la imaginación de la alta relojería suiza, de la que acusan de falta sus detractores, tiene todavía algo que aportar. Por lo pronto, quienes tenían la partida perdida, entre ellas la titánicas instalaciones feriales en las que tiene lugar Baselworld, esperarán escenarios climáticos más idóneos o se extinguirán como los dinosaurios.
Y no deja de caer en gracia otro factor más a analizar. En su devenir el SIHH ha sido como el satélite sobre el que orbitaban otras marcas que aprovechaban la atracción del evento entre operadores y prensa para realizar a su vez sus propias convocatorias en hoteles de lujo, etc. Entre ellas marcas del otro gigante del lujo como LVMH, al que pertenece Bulgari. O recordemos a Tag Heuer en el antiguo barco que ocupaba Richemont para sus fiestas años atrás. Salones paralelos que ahora parecen salir de la trastienda para ejercer de protagonistas cuando se abra el telón.
Me comentaban personas allegadas a Richemont que hacía tiempo que el grupo buscaba un evento más afín con el B2C, pero no sabían como apearse del tren sin que esto diera imagen de recorte en gastos. De hecho, por primera vez, la Fundation de la Haute Horlogerie había anunciado para 2020 una experiencia extramuros bautizada como “In the City”. El objetivo, descubrir en libre acceso y en el corazón de Ginebra “el savoir-faire exceptional de las más bellas maisons relojeras”. Pero el coronavirus o el “acojonavirus”, como lo definen popularmente por ahí, lo simplificó todo. Una excusa de lo más maravillosa para que la famosa “puntualidad” suiza no se vea afectada o no tenga la culpa. ¡Vivir para contar! Y luego dicen que este sector es aburrido. Esperemos que se cuentan los próximos minutos.