Una brutal paliza fue la causa de la muerte del joyero de Carmona encontrado el lunes por la noche en su establecimiento atado, amordazado y con señales de haber recibido varios golpes en la cara y en el resto del cuerpo, un crimen avanzado por el periódico ABC. La investigación ha descartado que fuera apuñalado o que le hubiesen disparado.
Paco Cintado llevaba más de 30 años regentando la joyería del mismo nombre en la calle Pablo Neruda. Este lunes, como cada día en verano, abrió a las seis de la tarde. Desde las siete su mujer lo estaba llamando al móvil sin obtener respuesta. A las ocho y media vio que había luz en el establecimiento desde su propia casa, ya que vivía en la misma calle, a pocos metros de la joyería. Una de sus hijas fue a buscarlo y lo encontró muerto. Parece que el asalto, por tanto, debió producirse entre las seis y las siete.
La joyería tenía tres cámaras de vigilancia. Una de ellas la arrancaron los atracadores, pero no debieron percatarse de que había dos más, que grabaron imágenes y que pueden ser claves para la investigación. En el cuerpo del joyero había signos de haber mantenido un forcejeo, por lo que también puede haber algún rastro del ADN de los atracadores que podría cotejarse con las bases de datos existentes. Y los investigadores cuentan también con el testimonio de un testigo que vio a tres hombres salir de la joyería todos ellos bolsas, una circunstancia que le llamó la atención. A tenor del «modus operandi», las primeras investigaciones apuntan a una banda de varios hombres, probablemente extranjeros, con una organización de cierta envergadura y con experiencia en este tipo de asaltos. Hay varias líneas de investigación abiertas de las que se espera recoger frutos lo antes posible.