La segunda tanda de medidas económicas del Gobierno frente al COVID-19 se olvida, por ahora, de los trabajadores por cuenta propia. Sí que se da luz verde a una moratoria en el pago de hipotecas, pero con limitaciones, y se blinda el paro de los empleados de empresas acogidas a un ERTE.
Las ayudas a los autónomos tendrán que esperar. Pese a que una inmensa mayoría de los trabajadores por cuenta propia de este sector y de este país -más de 3 millones- esperaba como agua de “marzo” medidas contundentes como la suspensión de las cuotas sociales y la extensión de la actual prestación por cese de actividad, en palabras simples, del paro. Pero lo dicho, que se «propone» una flexibilización del acceso a la prestación por ello, compatible con la exoneración del pago de cuotas a la Seguridad Social. Sin concretar. Mañana veremos.
Sí logran cierto respiro las empresas que verán una aceleración del procedimiento de los ERTES si decidieran acogerse a los mismos. O sea, los expedientes de regulación temporal de empleo. Y todas aquellas, sean mayores o menores, que tengan la necesidad de un crédito blando que les haga más llevadera la travesía bajo el coronavirus. Y es que el COVID-19, como un satélite pegajoso, ejerce su tiranía en el horizonte de la inmensa mayoría de las finanzas, aunque cebándose en las más débiles.
Toda la economía española estaba pendiente del Consejo de Ministros que ha tenido lugar esta mañana. Sobre la mesa, la aprobación de una línea de avales públicos para facilitar que la banca privada abra el grifo de los créditos a interés bajo. El importe, 100.000 millones de euros. La segunda, la flexibilización de la aprobación de los tan comentados ERTES y lo que tiene mayor impacto social: todos los trabajadores afectados por los mismos podrán cobrar el paro aunque no hayan cumplido la cotización mínima para ello, y el tiempo consumido contará como no gastado para los que sí cuentan ya con ella. Y los colectivos más vulnerables tendrán garantizado el suministro de luz, agua y gas.
En lo que respecta al sector, hay que indicar que cualquiera de nuestras empresas podrán acogerse a esas líneas de crédito, pues no hay restricciones como las que se promulgaron entre las primeras medidas que hacían referencia a las partidas del ICO destinadas exclusivamente a turismo, transporte y hostelería. En el caso de los expedientes de regulación temporal de empleo, igualmente, pues no existen tampoco restricciones en cuanto al número de empleados de las mismas.
La medida del aval tiene como objetivo no volver a caer en la misma “piedra” que nos puso en el camino la “burbuja inmobiliaria”. Así que, en principio, los impagos no arrastrarían a los bancos y las empresas podrían disponer temporalmente de liquidez para afrontar sus gastos fijos, previniendo el colapso de sus actividades y la cadena que podría desatarse y ampliarse a sus proveedores.
A años luz del ejemplo italiano o francés
En el terreno económico nos queda todavía mucho camino para llegar a la altura de Italia, pese a que la progresión de infectados por el COVID-19 en España va mucho más acelerada. Desde ayer empresas y ciudadanos de este país pueden suspender temporalmente sus obligaciones fiscales además de aplazar el pago de hipotecas sobre la primera vivienda, en el caso individual o familiar. Incluso el Gobierno italiano ha propiciado medidas de choque como subsidios al desempleo y la asignación de 600 euros durante este marzo para los trabajadores autónomos que han tenido que reducir su actividad. También el decreto aprobado prohibe todos los despidos durante dos meses, para que nadie pierda su trabajo por culpa del coronavirus.
Y para quienes tienen hijos, que tomen nota. Las ayudas se extienden al ámbito familiar, contemplando bajas parentales especiales de hasta dos semanas y prestaciones para aquellos padres que no les quede más remedio que ir a trabajar y necesiten niñera.
Otro ejemplo en el país galo, donde su presidente, Emmanuel Macron, anunciaba ayer a su vez la suspensión de cotizaciones y pagos para los autónomos.
Sobre los ERTES y cómo se aplican
Ayer noche conocíamos la presentación oficial del ERTE anunciado por parte de Seat, es decir, un expediente de regulación temporal de empleo. Una medida que afectaría a sus 14.800 trabajadores. La empresa aduce ser una medida “de fuerza mayor”, y que se aplicará con carácter retroactivo. Burger King también ha presentado otro ERTE que afecta a toda su plantilla en España, 14.000 personas.
Y es verdad que la legislación prevé el uso de esta herramienta ante una causa de fuerza mayor. Tanto el Estatuto como el RD 1483/2012 de 29 de octubre regulan la situación. “En casos de fuerza mayor se pueden hacer regulaciones de empleo temporales para suspender contratos de trabajo, reducir jornadas o despedir”, explican a Grupo Duplex desde González Guerra Abogados.
Estas se tramitan de una manera rápida, tal como indica María Gema González Gerra, miembro de este prestigioso gabinete madrileño: “La empresa solo tiene que acreditar a la autoridad laboral la causa de fuerza mayor, la decisión a adoptar y la comunicación previa a los trabajadores o sus representantes. -pero por esta causa no hace falta periodo de consultas con los trabajadores, solo comunicación-, y la autoridad laboral en un plazo de cinco días comunica a la empresa si acepta el ERTE o no. Y sus efectos surgirán desde el comienzo de la fuerza mayor”.
¿A efectos prácticos que implica económicamente para trabajador y empresa? “En la suspensión de los contratos de trabajo, la empresa seguirá obligada a pagar la cuota patronal, pero será el INEM el que pague el salario y las cotizaciones. Aunque el salario se verá reducido al 70% de la base de cotización. Una vez terminada la suspensión se volverá a su puesto de trabajo en las mismas condiciones y antigüedad. Con las reducciones de jornada pasa lo mismo, se podrá cobrar del paro la parte de la jornada que hayan reducido”, aclara la abogada.
Informan los expertos que el último de los supuestos serán los despidos con una indemnización de 20 días por año, pero “cuidado, ahí que quizá se puedan impugnar”, resumen. Un status quo que puede dejar de serlo en estos días, ya que estamos en una situación más que atípica que puede impulsar al Gobierno a aprobar otras nuevas medidas.