“Viviremos el cambio de las joyerías como galerías de arte”
Franco Pianegonda es un joyero vicentino, mitad español por parte materna y mitad italiano por la paterna “un 55% más español, me atrevería a decir con permiso de mi padre”. Sin duda, cautiva por su raudal de energía y pasión que transmite en todo lo que piensa, toca y hace. Hace ya años creó la marca Pianegonda, que luego vendió para, en 2010, enfocar su trayectoria al personal brand con Franco Pianegonda. Practica una joya diferente en su atelier, en Corso Palladio, un referente de la joyería vicentina. E invita a hacer de este sector un “hazte notar”, porque la joyería ha de vivir y respirar de su tiempo, y el cliente final está reclamando de ella un producto con personalidad, capaz de provocar un “¡guau!”. Bajo esta máxima su trabajo resulta a todas luces provocador y muy inspirado en la fortaleza de la mujer española. Para eso tiene el ejemplo de su propia madre, nacida nada más y menos que en El Bierzo.
Joyero, pero también artista, escultor, artesano… Nos sorprende su versatilidad y vitalidad profesional. ¿Es por su carácter?
Interesante lo que me pregunta. En realidad es una energía que tienes dentro. Soy mitad italiano y mitad español por parte de mi mamá, castellana, de Pombriego, Ponferrada, en León. Desde niño tuve esta energía, esta sonrisa, esta forma de ser, que algunas veces también me dio problemas en la escuela porque la gente se preguntaba: ¿Porqué este chico está siempre sonriendo, nos está tomando el pelo (ríe)? Pienso que esta energía es un mix italo-español, con mucha influencia española. Y me gusta ser “multitasting”. Pienso que una persona puede ser muchas cosas, no solo una. Tengo adicción por el arte, lo bien hecho, la artesanía, la naturaleza, los productos naturales. Y busco mezclarlo todo y ofrecer mi versión de ello en cada joya, en su packaging, en la comunicación… Es un poco mi carácter. De ahí mi última colección, Character, que define un poco esta mezcla entre artista, emprendedor y artesano. Porque la artesanía no es industria, es una persona que busca disciplina para dar lo mejor que pueda.
¿En su familia había tradición joyera? O bien, ¿qué le impulsó a centrarse en este sector?
No, esta adicción no es de familia. Mi mamá trabajó para que la familia creciera y nos ayudó mucho en la educación, en la disciplina para ser personas completas. Nos mimó, nos amó y nos ama muchísimo. Esto es muy importante, porque un niño que es amado, cuidado, crece con autoestima y puede afrontar la vida con mucha fuerza y coraje. Por otra parte, mi papá, que trabajó en el sector de la electricidad y la construcción, fue quien nos inculcó -como así lo hizo mi abuelo, campesino y español- el espíritu del trabajo, de salir todos los días a luchar. Yo comencé a trabajar en una tienda de moda con trajes para hombre. En esta tienda, en Vicenza, tuve la oportunidad de conocer a muchos operadores de este negocio, del mundo de la joyería, como clientes. Y lo que me impresionaba era la disponibilidad económica y, tengo que decir la verdad, la poca cultura sobre el arte, la mujer… Yo pensaba, no soy más inteligente, ni más tonto que ellos. Empecé como vendedor en este sector hace 30 años y aquí sigo hablando con usted de mi historia, con mucha fuerza, todavía mucha inexperiencia, pero con mucha confianza en mí mismo de seguir lográndolo.
No imaginábamos tanto tiempo. ¿Cómo ha sido este largo proceso?
Como le dije antes, son más o menos 30 años que estoy en este sector y he visto muchos cambios, algunos radicales, pero también falta de flexibilidad para afrontarlos. Cuando entré en este sector, tuve la oportunidad de analizarlo y comprenderlo. Y cuando me inicié como empresa, desarrollé con Pianegonda una labor muy fuerte de vanguardia con la que llegué, entre comillas, a dar voz a la mujer moderna. A finales de la primera década de este siglo veía que el mundo estaba cambiando, con la crisis financiera, con los social media donde todo está conectado y el interés del cliente por saber…. Así que decidí cambiar toda la estrategia empresarial, vendimos la marca y nos centramos en el personal brand creando Franco Pianegonda, donde la marca es una persona que trabaja para diferentes espacios mentales de consumidor. Antes Pianegonda era un contenedor que hacía plata, aunque con un estilo escultural muy peculiar. Para mí un poco fue como la cantera en símil futbolístico.
Pianegonda fue mi preparación para lo que quiero y estoy haciendo hoy, en esta nueva y gran revolución. Ya le dije que deseo seguir una estrategia de personal brand como Steve Jobs que ya no está, pero su equipo tiene en él al creador de toda una filosofía.
¿A esa inquietud artística responden sus últimas colecciones? Vemos que Character es muy transgresora y destinada básicamente al hombre…
Me gusta mucho cuando habla de mi inquietud creativa, que ha de ser también comercial, Solo quien tiene la inquietud de cambiar, puede seguir en este mercado. Sí, en estos momentos hemos presentado una colección para caballero, Character, porque, como le decía, lo que representa su ADN es una personalidad reconocible. Character está hecha para gente global con una mentalidad cosmopolita. Es una colección para el hombre de hoy, con una joya muy masculina pero con un poco de feminidad dentro. Tiene que ser una joya que atraiga a la mujer, y que esta se diga, yo me la pondría. Cuando reflexionaba en cuál podía ser su sentimiento, pensé en mi niñez cuando iba el domingo a la iglesia. Fueras un príncipe o un carpintero, todos íbamos con nuestras mejores galas. Con Character he querido reflejar el retorno a la elegancia con espíritu moderno, y con la firmeza del hombre que no tiene miedo de mostrarse.
Por lo visto en su web, ha hecho otras dos colecciones destinadas básicamente para mujer, ¿verdad?
Sí, PNG68, una línea muy amigable,un “prêt-à-porter”, con joyas más dinámicas, más jóvenes y friendly’s realizadas en plata rodiada y destinadas a una compra impulsiva para su uso como complemento. A ella se suma la colección Franco Piane que es una línea couture, de joyas más esculturales, para la mujer que quiere lucirse como única, con anillos de cóctel, pulseras, pendientes y collares que abren una conversación con la gente que te mira.
Y finalmente, la unisex, Jet’aimeNow, toda una declaración de intenciones.
Jet’aimeNow está destinada a parejas cuando quieren señalar un momento especial para ambos, una pedida de mano, una unión, el nacimiento de un hijo, un evento especial, piezas que quedan en la eternidad como joyas que señalan un día, una fecha… Estas piezas llegan de la génesis de mi trabajo, mi punto de vista es hacer una joyería moderna. Desestructurada con el pasado, ha de ser joyería contemporánea, aunque siempre presentes, de forma imprescindible, los mejores materiales nobles. El nombre Jet’ai-meNow surge de la conjunción de palabras en francés, “Je t’aime”, y en inglés, Now, y representan este nuevo lenguaje que practicamos en sociedad, en este caso haciendo referencia al amor. Me ha gustado conjuntarlo, lo suave y la firmeza. Porque si amas has de seguirlo expresando. Es como regar una planta si quieres que esta crezca. Así es el amor.
Tenemos entendido que en su equipo está su hermana. ¿Es cierto?
Sí, Maria Luisa. Trabajamos juntos, pero somos dos compañías diferentes. Ella hace su propia línea que tiene un estilo similar, pero diferente. Maria Luisa es más barroca, yo soy más lineal y arquitectónico.
¿En qué países del mundo hay una joya Franco Pianegonda?
Distribuimos en Europa, America, Rusia y estamos iniciando un proyecto con Asia. Cuando hablo de clientes a nivel internacional, hablo de embajadores porque tenemos un lenguaje que va más allá de la joyería. Porque si hablo de joyería convencional, resulta algo machista y fue por muchos años solo la materia prima: plata, oro, diamantes, piedras preciosas… Yo lo respeto, porque así se ha hecho el mundo de la joyería, pero el cliente a día de hoy quiere comprar algo más, quiere saber porqué y por quién se ha hecho. Mire, si quiero un adorno acudiré a la bisutería, pero cuando entro en una joyería ya sé que encontraré los mejores materiales nobles que la naturaleza nos ha regalado. Entonces nuestro foco en la distribución es encontrar personas que comprendan cuál es el mercado de hoy, y no solo es un mercado material. Mi obra no solo tiene los mejores materiales nobles, tiene arte, arqui- tectura, modernidad… Mi ambición es hacer joya contemporánea.
Una ambición complicada, al sector le es difícil asumirlo…
No comprendo que un joyero compre joyas clásicas. ¿Por qué motivo? ¿Inseguridad? ¿No entiende a su mujer, a su hija, a su amante? ¿Cómo es que un anillo sea igual al que llevó mi abuela, al que lleva mi vecina? Es algo que no comprendo, ni lo veo apropiado. Es como no querer vivir en el mundo de hoy. Este ha evolucionado y deseo que esta evolución también se vea en el gusto por el mundo de las joyas. Siempre partiendo de una tradición joyera. Me gusta unir el pasado con el futuro. El pasado, si no tiene futuro, no es nada.
Bajo su opinión, ¿el sector se mueve?
En estos últimos 10 años, por el miedo al cambio, el sector se ha contentado con piezas minimalistas, chiquitas, finas, sin fuerza, que son banales y pueriles. Veo que este siglo se está definiendo, esto se está acabando. En la moda, en el look, están volviendo los año 80 y 90, y con ellos piezas con personalidad, que demuestren que aquí estoy yo y la tengo. El consumidor final quiere disfrutar al comprar, pero quiere cosas “¡guau!”, innovación. Quiere y sabe lo que quiere tras este año y medio recluido en casa y con la información que ha obtenido en Internet. Nuestro sector debe entender que todo lo que es clásico, fácil, simple y barato se lo va a comer Amazon. Pagado, y ya lo tienes en casa. La verdadera innovación es volver a ser joyero como un sastre que trabaja a medida. Ese sentimiento lo he vivido este otoño. El verdadero joyero de vanguardia esta saliendo del terreno de confort. Iniciamos una ruta apasionante no solo al reconocimiento del arte de la joyería, también al reconocimiento de tu cliente. Que el cliente venga a la tienda de los joyeros para encontrar piezas Franco Pianegonda, que es particular y tiene su esencia, y que puedan informarse de ello sumándose a la reputación de su joyero. Viviremos este cambio, el del joyero que va a ser como un galerista de arte, que va a proponer sus artistas. Este es el cambio que veo muy importante en nuestro mundo.
-Entrevista completa en Contraste–