«A los que llevamos viviendo esta feria más de cuarenta años, nos resulta un tanto difícil hablar de lo que vimos sin pensar en los años pasados«.
Baselworld transmite, a través de un comunicado oficial, resultados positivos en su última edición, con 81.200 visitantes y 3.300 representantes de los medios de comunicación, afirmando que esta feria sigue siendo un evento clave para los expositores suizos. Cabe apuntar que hace unas semanas, y en otro comunicado oficial, la delegación afirmaba que 520 marcas exhibieron en Baselworld 2019 ante 81.200 visitantes (un 22% menos que en 2018). ¿Cuál es entonces la verdadera realidad de Baselworld?
Mientras que desde la organización de Baselworld afirman que a pesar de una leve caída en la asistencia, la calidad del comprador fue excelente y el volumen de negocios fue mayor para muchos expositores que el año anterior, nuestra redactora Petra Marín, que acudió unos días a Basilea, confirma que se hizo evidente la ausencia del Grupo Swatch, camuflada con el espacio de prensa, así como que las marcas pequeñas, que giran alrededor de los grandes Rolex, Patek Philippe, Chopard, etc, acusan falta de visibilidad. A esto se suma que desde España, cuatro contados fueron los que apostaron por Baselworld: Dámaso Martínez, Orfebres Navarro y Aguilar de Dios. Y por parte de Hong Kong, Lori Kuan (Diloy): en palabras de su responsable, “esto es un microclima” (se refiere al área asiática).
Después de esta edición, que Baselworld describe como una transición, la organización afirma que se está enfocando en su estrategia para los próximos años en una «plataforma de experiencia» que ofrece más servicios para profesionales, medios y clientes finales. ¿Realmente ocurrirán cambios positivos?
Opinión de nuestro editor, Pedro Pérez: «Viviremos para ver»
A los que llevamos viviendo esta feria más de cuarenta años, nos resulta un tanto difícil hablar de lo que vimos sin pensar en los años pasados. No entendemos cómo todo un país ( Suiza), y toda una industria sectorial mundial han podido perder el referente más importante de todo el año. Ver esta feria es caer en una profunda depresión, y pensar en lo que no hay que hacer. Nos consuela el constatar que quienes han apostado por otras formas de actos, eventos y presentaciones lograron sus objetivos y con una fórmula más actual, ágil, moderna y a medida de cada grupo.
Ver una plaza casi desangelada, una entrada ( la 2, cerrada), en realidad más de un 60-70 % de pabellones clausurados, y aquellos abiertos, llenos de áreas de descanso, cafeterías o bares y restaurantes … La verdad, es un tanto desolador. La mayoría se preguntan o nos preguntamos: ¿Qué ha pasado? Tiene razón de ser hacer este despliegue prácticamente para cuatro o cinco marcas importantes que quedan en la feria?.
¿No será que hay que empezar a pensar en lo que va a pasar con los relojes, y muy en especial con los relojes suizos? Puede ser el preludio de algo en lo que tenemos que empezar a meditar, y muy en especial la industria relojera suiza. El terremoto que trajo el cuarzo en los años 60-70 se va a quedar muy corto al lado de este tsunamique azota nuestro sector. ¿Vendrá otro iluminado a salvarlos? Estamos es Semana Santa. Muchas oraciones y milagros tendrán que pasar para que esto suceda.
Dice la organización de Baselword que 2019 fue un año de transición y que la estrategia a partir del 2020 se basará mucho en lo que digan los expositores. A buenas horas… Atrás quedaron aquellas fechas en que el salón duraba dos fines de semana y se hacían cortos, porque se trabajaba todos los días y a todas las horas del día. En esta edición y como si de cualquier otra feria se tratara, bastaron seis días para confirmar el fracaso a todas luces esperado… Se hicieron los sordos y ciegos durante muchos años a todo lo que se les advertía con ánimo constructivo, explicándoles la realidad de lo que sucedía.
Nunca quisieron escuchar ni atender las llamadas de atención que sonaban en sus oídos. Ellos estaban por encima del bien y del mal. Lo suyo era un dogma de fe… Y de aquellos vientos llegan estos lodos.
Hablan de 520 marcas expuestas -muchas parecen para lo que allí se vio-, y dicen que salieron todas satisfactoriamente del certamen. ¿Se quieren seguir engañando a sí mismos? Realmente, ¿cuántas empresas eran?. La propia organización ya reconoce una caída de visitantes del 22%. Una vez más, que les pregunten a los visitantes cuánto fue. También los medios de comunicación sufrieron una bajada muy considerable.
Sí, sí, es posible que la calidad de los visitantes haya subido, pero solo en calidad; ¿y esta será suficiente para justificar el coste que tiene este evento y el tiempo de preparación en vistas a todo lo que se esperaba para el año en curso?.
Basel, su estrategia de futuro pasa por una plataforma experiencial a partir del 2020. A todas luces creemos que no es más que un eslogan, y muy insuficiente para lo que en realidad necesita este sector. Hoy hace falta mucho más que buenas frases y buenas ideas. La organización ha de saber a la velocidad que vamos en este momento, y parecen no querer verlo.
Las ferias, y muy en especial la de Basel, son una herramienta creada en los años 60-70 y no se han actualizado. Hoy no se necesitan parches ni promesas; son necesarias realidades capaces de adaptarse al entorno en que vivimos, y con respuestas a velocidad del pensamiento: “Si lo has pensado y no lo pusiste en marcha, olvídate, otro lo ha hecho ya”.
Es necesario poner mucho más que vigor y pasión para transformar Basel en la herramienta actual al servicio de las necesidades de hoy. Si se quiere hacer algo diferente, no se puede seguir haciendo las mismas cosas.
Del comunicado último que envía la feria, se desprenden buenas intenciones, pero no vemos ninguna realidad convincente. Todo lo que indican va encaminado a la imagen y a la estética. Esto está muy bien, pero, ¿cuál es el carburante que le vamos a poner al motor que mueva la feria?, ¿seguirá siendo el diesel o la gasolina?, ¿cómo vamos a dinamizar el motor? Siguen muchas preguntas sin respuesta… Viviremos para ver.
Más detalles sobre esta edición de Baselworld en nuestro último Contraste.