Serendipia, invierno 2020. Un descubrimiento afortunado, valioso e inesperado.
La nueva colección Invierno 2020 de La Cabellera de Berenice nace bajo el nombre de Serendipia, un descubrimiento inesperado que se revela en forma de joyas inmortales, sin género, y que guarda un par de secretos. La nueva colección nace con un estilo muy minimalista que, por primera vez, no está inspirado en algo en concreto, si no que nace a partir de una reivindicación que ha llevado a La Cabellera de Berenice hasta aquí.
Cuando hablamos de joyas parece que es obligación inclinarse hacia un público femenino, y aunque La Cabellera de Berenice siempre ha diseñado para las mujeres, cierto es que el público masculino ha visto las joyas de esta marca con otra perspectiva, decidiendo llevarlas sin hacer caso de posibles etiquetas. Gracias a estos chicos que se han olvidado de normas y prejuicios, que se han propuesto mostrar su personalidad a través de complementos tan especiales como una joya diferente, La Cabellera de Berenice descubre una nueva manera de lucir sus joyas, sin etiquetas, sin género, para ellas y para él. ¿Por qué Serendipia? Por esto, y porque el gran descubrimiento, totalmente inesperado, ha sido ver como el público masculino rompe con cualquier estereotipo y hace de cada joya un complemento especial.
La inspiración
Serendipia nace como una declaración de las joyas sin género, como una reivindicación para acabar con todas las reglas preestablecidas y ser nosotros mismos quienes escribamos nuestros códigos. Como afirma Alberto Viso, diseñador de La Cabellera de Berenice, “Serendipia nace a partir de un descubrimiento inesperado, el que nosotros, desde la marca, hemos sentido viendo a chicos lucir nuestras joyas con ilusión y cariño, haciendo de ellas un complemento esencial para su día a día”.
Serendipia es la colección más minimalista en el sentido concepto y también fotografico, ya que la campaña ha centrado su foco principal en un estilo limpio, cediendo el protagonismo a las nuevas joyas. La piel se vuelve protagonista como elemento imprescindible para comunicar el poder de una joya y su especial manera de elevar cualquier estilismo y, entre todos nude, el rojo nos sorprende, quizás para adelantarnos a la navidad, o quizás para demostrar esa fuerza indiscutible que se siente cuando se luce una joya que nos identifica.
Por otro lado, el gran tema de la colección es introducir, por primera vez, a un chico, usando incluso joyas de colecciones pasadas, con el propósito de lanzar un mensaje: ¿Quién dijo que las joyas deben llevar etiquetas?. En definitiva, Serenpidia cobra vida y sentido a partir de sucesos y momentos inesperados, a partir de primeras veces y con el objetivo de descubrir una nueva manera de llevar, y entender, la joyería.
Las joyas
8 joyas inspiradas en el sol y la luna y en héroes griegos; 8 joyas en oro y en plata que, aunque basadas en el minimalismo, guardan más detalles que nunca. Las formas geométricas, los efectos mágicos y la combinación de la plata con el oro son la otra gran apuesta de esta colección.
Los anillos, que ahora la firma los diseña hasta la talla 18, son la principal joya de Serendipia, todos ellos diferentes pero con un denominador común: recuerdan a esos anillos con piedras engarzadas, donde el proceso de creación cobra vital importancia con un diseño que cuida hasta el mínimo detalle, como es habitual en La Cabellera de Berenice.
El anillo Ícaro es uno de los más especiales por su forma, como si de un lingote cuadrado se tratara; el anillo Minos y el anillo Teseo nacen a juego con un brazalete y el anillo Helios y Selena trae un colgante a juego y unos detalles que merece la pena tener en cuenta: ambos están inspirados en un precioso mito griego, la luna y el sol están grabados en estas piezas y, además, el collar viene con una mini perla de río. Sin duda, sus detalles convierten estas dos joyas en el amuleto de la colección.
Y hablando de perlas, el conjunto Nereidas, un fino collar a juego con una pulsera, es ese toque femenino de la colección que resulta ser también un toque extra para ellos. Porque las perlas tampoco entienden de género, ¿verdad?.