Javier Gutierrez Chamorro vuelve a transmitirnos su pasión por la relojería, esta vez con un artículo que muestra el avance constante de este mundo.
La bitácora de Javier
La ciencia de los materiales, una disciplina hasta hace no mucho destinada al ámbito aeroespacial, va poco a poco entrando en las fornituras relojeras. Si el mes pasado hablábamos del corazón de los guardatiempos, en esta entrega, hablaremos de su exterior, de su cuerpo.
Caja
Las cajas de un reloj pueden ser de diferentes materiales, usualmente metálicas o de resina. Las de resina o plástico son las que encontramos en muchos relojes deportivos. En ellas la tapa trasera suele ir atornillada. Son relojes más ligeros y cómodos, pero su duración es menor, puesto que la resina acaba dañándose con el tiempo, incluso al cambiar la pila o abrir el reloj.
Las metálicas suelen utilizar acero, un material duradero y resistente, que por tanto es mucho más duradero que la resina. Hay diferentes calidades de acero (hierro y carbono), y aunque pueda parecerlo no todas son acero inoxidable (acero y cromo) que tienen como ventaja la difícil oxidación. De ellos, el SAE 316L, o acero de calidad quirúrgica es uno de los más habituales.
Algunos relojes con caja metálica usan latón, una aleación que, aunque a simple vista se asemeja al acero, es más barata, ligera y menos duradera. Otros metales pueden ser el titanio más duro y ligero que el acero, más inoxidable, más antialegérgico, más dieléctrico y con poca conductividad del calor, aunque también más caro.
Las cajas metálicas suelen llevar una tapa trasera que puede ser a presión, a rosca, o incluso atornillada, pero que ofrecen una mayor longevidad.
La nueva relojería está trayendo consigo también nuevos materiales en las cajas: la fibra de carbono, la cerámica, la madera y hasta el cristal o la piedra.
Cristal
El elemento más frecuente como protector de la esfera es el cristal. El cristal a secas, cristal mineral o silicato, es el más habitual y ofrece un buen equilibrio entre dureza y resistencia. Algunos fabricantes le aplican un tratamiento especial que lo endurece aún más, denominándolo como Hardlex o Flamefusion.
Relojes generalmente más económicos y ligeros, llevan un cristal de plástico, resina o plexiglás. Se raya mucho más fácilmente que el mineral, pero puede ser pulido con relativa facilidad.
Hoy en día empieza a extenderse el cristal de zafiro, un elemento que hasta hace pocos años sólo equipaba a los relojes más caros del mercado, pero que gracias a ser más duro que el mineral, ofrece grandes ventajas. Es más transparente, y sólo el diamante puede rallarlo. Incluso algunos modelos incorporan un cristal mineral que tiene un recubrimiento externo de zafiro, de esta forma, no se eleva tanto el coste, y se aprovechan algunas de las ventajas del zafiro.
Bisel
El bisel del reloj, ya sea fijo o móvil, está fabricado normalmente del mismo material que la caja, ya sea ésta de resina o de acero.
Algunos fabricantes han sustituido el acero por otros metales más ligeros como el aluminio.
Sin embargo, la verdadera revolución se está centrando en los biseles cerámicos, o al menos una parte de ellos, el insert. Es decir, la parte más exterior. La cerámica es mucho más resistente a los arañazos que el acero o el aluminio, de manera que como con el zafiro, permite que el bisel resista mejor el uso y el paso del tiempo.
En gamas más caras, existen también biseles de carbono y también de zafiro, eso por no hablar de aquellos con materiales o piedras preciosas.
© Javier Gutiérrez Chamorro, apasionado de la relojería y fundador de la web: www.javiergutierrezchamorro.com