La historia de Bulgari es un relato especial, que empieza en una tienda en la Via de Condotti que convirtió a estrellas como Sophia Loren, Elizabeth Taylor, Ingrid Bergman, Anita Ekberg, Grace Kelly y Anna Magnani en figuras más duraderas que los diamantes que adquirieron entonces. En palabras de Andy Warhol, «Bulgari es el museo de arte contemporáneo más importante». Ahora la magia de la firma llega en formato libro: Bulgari: The Joy of Gems, un lanzamiento de la editorial Assouline; un homenaje que recorrer el universo visual e histórico de la joyería.
El color de las gemas, el oro y las piedras preciosas que han compuesto la alta joyería de Bulgari durante casi un siglo, son las verdaderas protagonistas en fotografías que firman autores de renombre, como Lazio Hamani, o el español Txema Yeste. El recorrido va de la mano de las palabras de Vivienne Becker, historiadora de joyas, y Lucia Silvestri, la directora creativa de la firma. La diseñadora italiana entró en Bulgari con solo 18 años cubriendo una baja, y hoy, ya pasada la frontera de los 50, continúa en la cima.
Sotirio Georgis Bulgari, de origen griego asentado en Roma, comenzó realizando piezas de plata inspiradas en la tradición islámica y bizantina, enraizadas en la herencia familiar. En los años veinte predominaron las monturas platino art decó, que fueron sustituidas por motivos geométricos con diamantes en la década siguiente y las joyas «convertibles», capaces de transformarse en siluetas evocativas distintas. Durante la Segunda Guerra Mundial se utilizó el oro, y según detalla la firma, hicieron un uso moderado de las gemas preciosas.
Bulgari cuenta con varias piezas de leyenda. El broche con el paisaje del monte Fuji y los sautoirs de Buda fueron algunas de las piezas más iconicas de la casa, junto al Trombino. Uno de estos anillos con forma de trompeta, ornamentado con zafiros y diamantes, llegó a subastarse por medio millón de dólares en Sotheby’s en 2013.
Además, en los cuarenta apareció el reloj-pulsera Serpenti, que envolvía la muñeca en una espiral de tubogas o malla de oro, y sería con el fin de la guerra cuando volvió el color y las monturas en metal blanco. Los setenta trajeron consigo las formas angulares, las cadenas de grandes eslabones, y en alta joyería, triunfaron los sautoirs (finos collares largos).
De los seis hijos de Sotirio, fueron Giorgio y Constantino quienes tomaron las riendas de la empresa de forma más activa. «Giorgio era extrovertido, enérgico, y con una profunda afinidad y amor por las gemas. Estaba decidido a llevar la compañía hacia el sector de la alta joyería, el cual veía como un futuro con inmensas posibilidades. Giorgio dio pie a las atrevidas combinaciones de colores que ayudaron a formar el estilo Bulgari«, relata la firma en el libro. «Constantino, por otra parte, era estudioso, académico, con un amor profundo por la historia y pasión por coleccionar objetos de plata antiguos y piezas de jade«.
La estructura parentesi, basado en la forma de los adoquines de las calles romanas, fue la forma de la marca de proponer joyas adaptables y más informales, algo que también consiguieron posicionando el oro como un material para el día a día.
¿Qué es Bulgari hoy? «El nuevo milenio ha visto un cambio radical en el diseño joyero de Bulgari. Las inconfundibles creaciones de la marca han cobrado una forma más bidimensional«, revela la casa. Han vuelto al oro blanco y al platino, y a los metales cromados.