“Hoy en día hemos llegado aquí , a celebrar nuestro 75 aniversario, sabiendo evolucionar y tomando las direcciones correctas”.
Tres amplias sonrisas me reciben al traspasar la puerta de acceso al taller de Gemma López, situado desde hace 75 años en una de las calle más emblemáticas de Barcelona, el Carrer Comtal. Tres sonrisas que me hacen reflexionar sobre lo “chulo” que es compartir las vivencias de este oficio. Y más si la historia nace hace ya tres generaciones. Me la cuentan el padre Joan y sus hijos, Gemma y Joan, una tarde de enero. Corría noviembre de 1945 cuando Joan López y López, originario de Sant Feliu de Guixols, se instalaba en este espacio de la Ciudad Condal. Ese mismo año, en julio, había nacido su hijo, el padre de Gemma y Joan López. Puede afirmarse que, desde aquel entones, las astilleras no han dejado de recibir el repicar del metal entre estas gruesas paredes.
Explica Joan, que se dedica a llevar la comunicación de la empresa: “A mí me da mucho orgullo cumplir tres generaciones en el oficio. Es muy difícil mantener un pequeño negocio artesanal como autónomos. Me da orgullo por mi abuelo, que ya no vive; por mi padre, que continúa aquí, al pie del cañón, y me da orgullo por Gemma, mi hermana, que ha sabido reinventar el negocio, ama el oficio al igual que yo y lo ha transportado al mundo de hoy”.
Gemma ha sido quien ha tomado el relevo creativo en esta saga de joyeros. Una mujer con la visión en el nuevo milenio. “En la época de mi abuelo y mi padre, la joya estaba en el orden de día de la mente de una mujer… Pero todos los joyeros eran hombres, la única mujer que podías encon- trar en un taller era la pulidora. En mi generación ya entró la mujer como joyera y eso revolucionó mucho el mundo de la joyería”, reflexiona Gemma. Y su hermano añade: “La visión femenina de mi hermana es esencial. La joyería va destinada a las mujeres, y estas comparten sensibilidad”.
“A los 16 años hice mis primeros pinitos… Yo le decía, papá enséñame. Me encantaba la parte creativa del oficio”, recuerda Gemma. Pasó por la Massana y la Llotja, “porque quería aprender, demostrar a mi padre que valía para esto, quería probarme, y a traves de las piedras he encontrado mi esencia; esa conexión que necesitaba con la naturaleza. Me siento mediterranea y me encanta transmitir la obra de la naturaleza, que lleva millones de años con nosotros”. Su padre la mira orgulloso y exclama: “Si tú no hubieras sido buena, no hubiera apostado por el negocio, habría cerrado hace tiempo…, pero si tienes un trabajo en familia y lo disfrutas, eso no tiene precio.” Y en esa continuidad y el poder celebrarlo 75 años se halla un ingrediente básico: “Creemos en lo que hacemos, es una fe mutua, amo lo que hace Gemma…Siempre explico que las joyas de Gemma son transparentes, dicen la verdad, es honesta, su línea y personalidad”, concluye su hermano.
Como fiel ejemplo de ello, la nueva colección Watermelon Limited Edition que tiene a la turmalina sandía como protagonista.
Arrancan los actos del aniversario con el escritor Andreu Martín
La primera acción al respecto tuvo lugar el pasado 23 de enero. Acompañados por el escritor Andreu Martín, considerado por muchos el padre de la novela negra y policíaca catalanas, los López recibieron a sus clientes. Un encuentro informal en el que el autor presentó y habló de su último libro “La favorita del Harén”.
“Creemos mucho en las personas. Para nosotros el cliente no es un simple comprador más. Tratamos de llevar un seguimiento, creamos sinergias como hoy, la literatura y las joyas, y vienen y disfrutan de un momento entre amigos”. Entre amigos comenzó esta familia artesana los años 20 del siglo XXI tras 75 años de trayectoria.