Existe un factor del que pocos hablan y que podría ser otro gran paso hacia un futuro largo.
La creatividad, la imaginación, la belleza, el lujo y un sin fin más de adjetivos engloban y caracterizan nuestro sector, el de la joyería. Un sector que siempre hemos tratada con cariño y, aunque se ha visto afectado en numerosas ocasiones y por diferentes factores, seguimos aquí y miramos hacía el futuro. Desde la crisis o el mundo digital muchos son los aspectos que han cambiado, tanto en la manera de comunicar como en la manera de producir, pero existe un factor del que pocos hablan y que podría ser otro gran paso hacia un futuro largo, muy largo: la creatividad y el apoyo.
Primero fueron malos tiempos y, cuando volvíamos a remontar, el mundo digital irrumpía en nuestras vidas y, por tanto, en nuestro trabajo. Algunas marcas han conseguido adaptarse a una época de cambios, una época que evoluciona más rápido de lo que casi nos da tiempo a asimilar, otras, por el contrario, todavía están buscando esa “parte buena” entre el mundo online y el offline. Entre todo esto, hemos dejado de lado lo más importante de nuestro sector, lo que nos diferencia del resto, lo que hace que nuestra marca sí tenga la visibilidad que se merece.
Hablamos de diseño, de no producir en masa pensando que venderemos más, o de olvidar nuestros valores y filosofía para crear una pieza porque otros lo están haciendo. Las marcas deberían innovar en cuanto a diseño, creando piezas que entren por la retina del ojo para no olvidarlas jamás, buscando la exclusividad y la diferenciación. Muchas marcas jóvenes que nacen en el mundo digital (y que lamentablemente algunos consideran el enemigo), crean y diseñan bajo las premisas de una mente abierta, de unos sueños y objetivos que reflejan en cada joya que producen, transmitiendo no solo un producto, si no que una historia, un sentimiento; y esa, esa es la clave de todo, el ingrediente perfecto. Claro que con esto no queremos decir que todas las marcas nacidas en el mundo online sean así, porque también nos encontramos con casos que hacen mucho daño, como las marcas que no tienen diseño propio, que compran en masa para después vender, sin tener nada más que aportar.
Y el otro factor, la copia incesable entre unas marcas y otras. Entre la inspiración y la copia existe una línea muy fina que más de uno ya ha cruzado, pensando así que llegará a más publico o que se posicionará mejor, pero no es así. ¿Y la joyería tradicional? Si algo bonito tiene es precisamente lo que la caracteriza, la tradición, con un saber hacer y unos conocimientos que muchas marcas jóvenes no tienen. ¿Por qué entonces la necesidad de crear la misma joya una y otra vez? Lo realmente acertado sería apoyarse unos con otros, retroalimentarse, crear cada uno su propia historia, llegar cada uno a su propio público y todos sentirnos orgullosos del maravilloso sector al que nos dedicamos.
Sobrepasamos límites, y algunos se olvidan de crear y diseñar con corazón. En la joyería ocurre como en la moda, algo que cada vez se nota más con las nuevas generaciones y, nos guste o no, esa debe ser la verdadera inspiración, el querer llegar a un público cada vez más exigente en la búsqueda constante de la exclusividad.
No existe crisis, no existen factores negativos, no existe nada en el camino que nos impida mejorar y avanzar. Somos muchos y queremos seguir aquí por mucho tiempo, qué mejor que apoyarnos y dejar que la creatividad propia vuele.
Artículo original de Grupo Duplex.