“La joyería está sufriendo actualmente una transformación, el nuevo cliente tiene otras prioridades y comprar una joya ya no es su prioridad; por ejemplo adquirir un móvil antes que una sortija, y esto supone un problema para las joyerías. Además un matrimonio joven que ya tiene hijos, también ellos tienen otras prioridades, ya no es como en mi época, y el poder adquisitivo es cada vez menor”; con estas palabras Julio Celso Rodriguez Ulibarri nos recibe durante nuestra visita a la cita ferial Il Tarí.
La joyería Ulibarri nace en 1975, cuando Julio Ulibarri, un hombre emprendedor y proveniente de una familia de gran tradición empresarial, decide abrir en Gijón, Asturias, las puertas de Ulibarri Joyeros. Esta empresa se convierte en centro de admiración, con una mirada enfocada al mercado del lujo. Con las transformaciones y los cambios que está sufriendo el sector de la joyería, Julio nos acerca hacia su punto de vista sobre esta situación.
¿Es esta su primera vez en Il Tari?
No, ya he venido más veces. Esta feria me gusta porque no es tan grande como la de VicenzaOro, que también visitamos, es más cómoda de ver. Aunque no cabe duda que en VicenzaOro hay muchísimos más expositores que aquí.
¿Qué espera encontrar en esta cita ferial?
Procuro venir siempre con el objetivo de encontrar alguna novedad, buscar cosas nuevas es siempre el motivo de mi visita. Hoy tienes que procurar tener siempre alguna novedad en las tiendas, ya no es como hace unos años que con mucho menos stock la cosa funcionaba. Ahora la gente necesita ver más y también hay más competencia; si quieres estar en primera línea evidentemente tienes que tener siempre nuevos productos.
¿Por qué ha elegido esta cita italiana y no otra? ¿Los proveedores italianos le ofrecen algo que en otros sitios no encontraría?
Sí. Hay que pensar que los fabricantes italianos son muy agresivos y siempre procuran tener cosas nuevas. También es cierto que ya hay muchos proveedores con los que me es muy cómodo trabajar, debido a la relación mutua ya consolidada hace años.
Durante todos estos años, ¿cómo han ido evolucionado sus clientes?
Tenemos dos tipos de clientes; el de toda la vida y un cliente fiel, por nuestro buen hacer y la calidad de los productos, y por la confianza que tiene en nosotros. El otro cliente es el cliente joven, el que intentamos captar aportando productos más novedosos y con precios más económicos. Somos conscientes del intereses que los jóvenes sienten por la joyería, un interés que no para de crecer, pero también sabemos que este tipo de público no puede permitirse productos de altos precios. Si los precios en las joyerías fueran también aptos para ellos, todos venderíamos mucho más; el problema es su poder adquisitivo, que no es muy alto. Hay que pensar que en España, un 60% de la gente asalariada no pasa de los 1,500 euros, por eso hay que buscar un producto que sea competitivo en relación a esos salarios.
¿Ha cambiado el gusto de los clientes en cuanto a la joyería tradicional en la actualidad?
Sí. Hoy podemos decir que en las joyerías hay moda, cosa que hace muchos años no existía. Todos los productos eran muy clásicos, mientras que hoy puede haber diseños tan avanzados como un tema de bisutería. El cliente tradicional sigue existiendo, pero estas novedades también le atraen y es una manera de acercarte más a ellos, ya que lo clásico ya lo tienen.
¿Qué opina del sector online, dónde la joyería cada vez tiene más presencia?
Depende a qué público te quieras dirigir. Si se trata de un público que busca una joyería media alta, es difícil que puedas vender algo. Yo pienso que la presencia online es para un producto tremendamente económico. Nosotros no tenemos presencia en los medios online.
¿Cómo cree que será el futuro en este sector?
Creo que las joyerías de producto medio alto cada vez se irán reduciendo más, igual que las que trabajen con productos de alta relojería. Habrá una reestructuración del sector importante. Por otro lado, este es el único sector donde existe el tema de los descuentos, que a mi personalmente no me gusta; es necesario que los comercios se mentalicen de otros, donde no existe esta acción. Por ejemplo, si vas a comprar zapatos, nadie te hará un descuento, sin embargo si vas a comprar una sortija, es probable que sí te lo hagan. Hasta que el sector no se mentalice de esto, todo será más difícil.
Beatriz Badás Álvarez