Todavía queda mucho por hacer, pero a las puertas de cerrar este año podemos sentirnos orgullosos por diferentes aspectos.
La joyería vive su mejor momento. Desde dentro hemos conseguido que los de fuera vean este complemento como un esencial y, no solo eso, si no que poco a poco muchos de nosotros conocemos la clave para transmitir la magia y el trabajo que hay detrás de este sector y hacemos entender porque una joya tiene cierto valor. Algo necesario, ya que en un mundo de fast fashion y low cost, el mundo necesitaba conocer los encantos de este sector, su valor, su sentimiento, su historia… desde las nuevas generaciones hasta los clientes de siempre. Todavía queda mucho por hacer, pero a las puertas de cerrar este año podemos sentirnos orgullosos por diferentes aspectos.
Mientras el mundo online supuso un comedero de cabeza para muchos profesionales del sector, a la par que otros lo encontraron como la herramienta perfecta para lanzar su negocio, hemos conseguido lidiar con esto y, poco a poco, son muchos los que ya entienden que el mundo online y el offline pueden y deben convivir. No hace mucho, desde Grupo Duplex, afirmamos que la publicidad tradicional volvía a tener el auge de hace unos años y su impacto podía llegar a ser el mismo que una publicidad en las redes sociales, por lo que entendemos que no solo en cuestión de tiendas o negocios ambos mundos pueden convivir, si no que a la hora de una buena estrategia de marketing ambas ofertas son posibles. También confiamos en las influencers, ese boom nacido en las redes sociales, y tras varios años debemos darnos cuenta que nuestro negocio no depende de ellos para llegar al éxito, si no que la base empieza en tener una marca con historia, con valores y con filosofía; con un producto que se diferencie del resto.
La cosa no queda aquí, y el avance del sector reside también en otros factores que han marcado, sin duda, el año.
Joyería ética
Somos conscientes de lo que nuestra sociedad exige, hemos aprendido a escuchar al cliente, o por lo menos estamos en ello, y después del boom de los millennials, hemos aprendido que ellos son tan conscientes como el cliente tradicional, y que ambos son exigentes a partes iguales. Así es que, nuestra sociedad se ha concentrado en buscar un producto ético y responsable en una marca que se deje conocer, que deje ver como es su proceso de creación. Ahora mismo, estos factores cobran más importancia que nunca.
Las joyas responsables con la sociedad, incluso aquellas con un proceso de extracción de oro y diamantes también responsable con el medio ambiente, cobran sentido entre las colecciones de diferentes marcas. Es decir, la conciencia ecológica ha llegado al universo de la joyería, introduciéndose poco a poco para afianzarse por fin.
Desde el Proceso de Kimberley, una iniciativa internacional destinada a garantizar que las ganancias obtenidas del comercio de diamantes no contribuyan a financiar guerras civiles al que se suscribieron muchas firmas, hasta los diferentes miembros, entre ellos Cartier, del Responsible Jewellery Council (RJC), organización sin ánimo de lucro cuya ambición consiste en implicar a todos los actores del sector de la joyería, desde las minas hasta el punto de venta, con el fin de establecer un código ético de la profesión; pasando por la película que no solo logró un total de cinco nominaciones a los Oscar, Diamante de sangre, si no que también consiguió concienciar al sector con su argumento sobre el tráfico ilegal de diamantes.
La nueva alta joyería
La oferta publica de LVMH a Tiffany & Co ha sido un revuelo durante semanas, convirtiéndose en uno de los temas del mes. Aunque esto también ha hecho despertar el interés que vive la alta joyería ahora mismo, empezando de nuevo por las nuevas generaciones y es que, como ya hemos afirmado en diferentes ocasiones, son ellos los verdaderos protagonistas del momento de éxito que vive el sector ahora mismo puesto que son muchos los que sienten verdadero interés por piezas exclusivas, haciendo que la alta joyería se consuma hoy de una manera diferente. Más allá de adquirir una pieza para un momento especial, tanto los jóvenes como el cliente de siempre busca completar su joyero con piezas para el día a día, teniendo interés incluso en la joyería de gran valor. En definitiva, todo suma y la manera de presentarnos es el primer paso.
Así es que, este camino lleva al momento actual de la alta joyería. Tras la oferta de LVMH a Tiffany & Co recordamos como un mes antes Richemont compró Bucellati de Gangtai chino, sin olvidar las inversiones realizadas por las casas de moda para lanzar sus propias lineas de alta joyería, como es el caso de Gucci o Giorgio Armani.
Después de una desaceleración, la joyería ha estado creciendo desde hace tres años y promete una solidez. Marketline, especialista en estudios de mercado, afirma que el sector de los relojes y joyería totalizó 61.000 millones de euros en 2017, siendo un 20,6 % del mercado total de artículos de lujo. Por otro lado, una investigación reciente de PwC basada en datos de Euromonitor International, con cifras ligeramente diferentes en comparación con Marketline, estima que este mercado aumentará de 44 000 millones de dólares en 2018 a 55 000 millones en 2023. «En general, también somos testigos de un aumento en el poder adquisitivo entre las generaciones más jóvenes (Y y Z), atraídos por los logos y sensibles a la mayor visibilidad adquirida por este segmento en Internet, en travel retail o incluso en grandes almacenes, como vimos con Bulgari, que ha triplicado su superficie en Harrods”.
El mundo cambia y el sector debe hacerlo al mismo compás.