«Tenemos que aceptar la realidad y, por ejemplo, el comercio minorista es uno de los que más está sufriendo y debería adaptarse a los tiempos que corren«.
Hablamos con Lucía Fernández Meana, de Meana Asesores, sobre el futuro y la realidad de la crisis que nos está tocando vivir.
¿Cómo habéis vivido estos meses, desde el inicio del confinamiento y hasta hoy?
Estos últimos meses han sido un caos absoluto; no estábamos de hacer ERTES ya que esta situación es nueva para todos, las normativas salían los domingos por la noche y el lunes ya había que aplicarlas, los clientes no sabían si podían abrir, la incertidumbre… En enero empezamos con los cierres de año y a partir de marzo ya empezó todo esto, así es que no hemos parado desde entonces… hemos tirado para adelante con todo pero apenas tuvimos tiempo de ser conscientes de lo que estaba pasando. Hemos trabajado a destajo, prácticamente de lunes a domingo, fue como correr una maratón pero sin saber cuándo y cuál sería el final y aún seguimos sin saberlo.
Buscamos que los clientes estuvieran informados, a pesar de que los organismos no contestaban al teléfono y nosotras mismas nos sentíamos desamparadas… intentamos que no se sintieran solos en momentos como este y que vieran que había alguien con ellos, en parte necesitaban ser escuchados para darles esa tranquilidad y ayuda. Al final, casi hacíamos de psicólogos. No hemos sido conscientes de la responsabilidad que ha conllevado estos meses ya que trabajamos con el dinero de las personas, por así decirlo, y en muchos casos, esas prestaciones que solicitamos eran necesarias para la subsistencia de muchas familias y un error podía conllevar a que los clientes o los trabajadores de los clientes no cobrasen ese mes.
¿Qué es lo que les está preocupando a vuestros clientes en estos momentos?
Lo que puede pasar, que vuelva otro confinamiento… si se sienten preparados para otro asalto como este económicamente hablando o si la nueva normalidad les va a permitir cubrir costes, sobre todo sectores como restauración, turismo, empresas de eventos, comercios… También les preocupa las normativas, que no están del todo claras, incluso nosotras mismas hemos echado en falta más claridad en este aspecto ya que viven con la presión de ser sancionados si incumplen algunas de las miles de normas que se han aprobado.
Apenas hemos salido de la crisis del 2008 y ya estamos de nuevo en una; parece que nos tenemos que acostumbrar a vivir en una situación así, sobre todo los autónomos o las empresas, ya que cada vez más se ven reducidos sus beneficios, contratar trabajadores tienen un coste muy elevado, los arrendamientos de los locales igual…. Cada vez tienes que ofrecer más por menos dinero y llega un punto que las empresas no son rentables, ¡las cuentas no salen! Esta crisis ha hecho que negocios que ya antes de esta situación estaban al límite, se caiga y cierren definitivamente. Época de crisis es época de cambios, de miedos, miedo de invertir, de gastar… aunque también es una época de oportunidades para reinventarse, para buscar nuevos nichos de mercado, nuevas alternativas y así es como lo vieron algunos de nuestros clientes, que apostaron, por ejemplo, por el mundo online…Uno de los sectores en auge y que la crisis nos ha dejado ver que esta nueva ventana al mundo exterior ha venido para quedarse.
Como asesoras, ¿qué les estáis aconsejando?
Durante el confinamiento hemos animado a nuestro clientes a que aprovecharan ese tiempo que muchas veces no tenemos a parar un momento, pensar y analizar sus negocios. En el día a día muchas veces no te da tiempo a plantearte ciertas cosas y ahora que nos tocó estar en casa era un buen momento para que se plantearan a donde querían llegar con sus negocios, cómo querían escalarlos, qué estaba fallando y qué podíamos cambiar para hacer crecer nuestros negocios y hacerlos más fuertes. Los clientes no llegan solos y más hoy en día,, hay que salir a buscarlos y es necesario diseñar una buena estrategia para ello, ahora hay mucha oferta y la competencia cada vez es mejor, y sobre todo les aconsejamos tener presencia en internet, ese mundo online que muchos clientes aún se resisten pero tan necesario.
Y al sector joyero, ¿qué le aconsejaríais?
Tenemos que aceptar la realidad y, por ejemplo, el comercio minorista es uno de los que más está sufriendo y debería adaptarse a los tiempos que corren. Ahora mismo, los jóvenes estamos en casa con Instagram, vemos a las influencers con ciertas joyas y nos gustan, y ell@s ya hacen por indicarnos donde podemos comprarlas a golpe de un click y sin movernos. El que no tenga una tienda online hoy en día, se quedará atrás. Es difícil ser competitivo si tratamos de competir con el mundo online ya que el ahorro en costes es considerable, empezando por el arrendamiento de un local comercial y todos los gastos derivados de este.
Las joyerías dirigidas a un público con alto poder adquisitivo no creemos que tengan problemas, ya que ese público seguirá buscando la exclusividad y, por lo tanto, notarán menos la crisis; pero esos comercios en los que compramos la mayoría sí que lo notarán, sobre todo porque tenemos poco tiempo y no paramos. Al final buscamos la comodidad y la rapidez y en el mundo online tenemos todas esas facilidades. Por otro lado, también nos gusta mucho ir cambiando con las tendencias, te lo decimos nosotras que somos 5 mujeres que no dejamos atrás la moda y las joyerías deberían adaptarse a esas tendencias. El mercado existe, pero este sector se tiene que adaptar al igual que lo están haciendo otros sectores; no podemos seguir creyendo que este sector no es cambiante, sobre todo ahora, que ya no salimos de casa como lo hacíamos antes.
Desde Meana también sois especialistas en temas de exportación. ¿Cómo ha afectado la pandemia en este aspecto?
El caos se ha vivido en todos los aspectos, operaciones nacionales e internacionales, sobre todo a nivel legislativo. Se liberaron las licencias para hacer exportaciones e importaciones especialmente para el material sanitario; a raíz de esto muchos quisieron hacer el “negocio del siglo”, traer material sanitario pero ese material tenía que estar homologado… Esa liberación de las licencias, era en realidad para que las administraciones y el Gobierno pudieran disponer del material de forma más rápida. Quizás la lectura que debemos de hacer es la rigidez en los trámites burocráticos en este país. También en la teoría se podían aplazar el IVA de las operaciones internacionales pero la práctica era otra cosa; la crisis era mucho más rápida que nosotros, ninguna Administración estaba preparada para lo que hemos vivido y una crítica hacia los organismos públicos es que han dado la callada por respuesta, los teléfonos de repente han dejado de funcionar y era sálvese quien pueda.; entendemos que estaban igual de desbordados que las asesorías por ejemplo pero nosotros en cambio no podíamos apagar nuestros teléfonos porque nuestros clientes necesitaban respuestas.
Estamos viviendo una situación sin precedentes, una pandemia a nivel mundial, nos afecta a todos. La economía mundial se contrae, por lo tanto la producción y el consumo y esto se ve reflejado en el volumen de productos y mercancías exportadas e importadas. En definitiva, durante estos meses, se exportó mucho material sanitario con altos costes arancelarios y es que no tenemos un país preparado para esto, quizás ninguno lo estaba… esta situación parecía de película, la verdad.
A nivel general, ¿Cómo creéis que será la situación cuándo llegue el 31 de septiembre, que en teoría se acaban ERTE y las prestaciones para autónomos? ¿Vuestros clientes os han transmitido sentimientos de incertidumbre al respecto?
La gente se está reactivando de nuevo después de tener todos o la mayoría de los gastos congelados, se esperaban que fuera peor de lo que está siendo pero es cierto que estamos en verano que la gente es cuando más gasta y que la gente ha estado en sus casas sin poder salir y el nivel de gasto es más elevado, pero creemos que es un espejismo y más teniendo en cuenta que en septiembre se acabarán estas ayudas, que volveremos a la realidad con menos consumo y los mismos gastos; aquí es cuando realmente empecemos a darnos cuenta de que no sólo estamos ante una crisis sanitaria sino económica, llegaran las dificultades económicas y la gente empezará a notar la crisis de verdad.
Además ahora nos queda la segunda parte, que es la de inspeccionar si las empresas cumplían los requisitos para la aplicación de los ERTES ya que la ley fue muy ambigua y todo pasó demasiado rápido. El camino tomado por la Administración ha sido aprobar los ERTES, en muchos casos por silencio administrativo pero eso no quiere decir que se cumplieran los requisitos formales establecidos y las empresas como primera opción para evitar gastos por el miedo a lo que pudiera pasar, han puesto en práctica el expediente de regulación de empleo temporal. Fuimos viviendo el día a día, las empresas se acogieron a todas las ayudas, entre ellas los ERTES, pero ahora resulta que hay unos requisitos, como mantener el puesto de trabajo seis meses después… esta medida traería consecuencias ya que muchas empresas se verán en la obligación de despedir a trabajadores porque no van a poder mantenerlos aunque la Ley lo exija; ya estamos viendo casos de este tipo.
Nuestros clientes nos transmiten toda esta incertidumbre e inseguridad, y nosotras seguimos tratando de darles ánimos, de buscar alternativas y de que se intenten adaptar a la situación.
Las diversas instituciones económicas son poco optimistas y auguran una crisis con la sombra alargada. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?
Como comentamos antes, a partir de octubre será cuando nos demos realmente cuenta que estamos ante una crisis económica de nuevo. Algunos clientes se sorprenden que han reactivado su actividad y están vendiendo más de lo que se esperaban y es que la gente ahora mismo está volviendo a salir de sus casas con ganas de gastar; pero cuando pase esto y llegue octubre, cuando empiece de nuevo esa “vida normal” es cuando nos daremos cuenta de la realidad.
Somos críticas con la gestión de la crisis vivida y entendemos que no estábamos preparados para vivir algo como lo que hemos vivido pero ahora ya no vale la excusa de que no hay precedentes, ahora si podemos imaginarnos lo que nos viene encima si de nuevo tienen que volver a confinarnos. Es el momento de empezar a legislar y dejar las cosas claras, de ayudar a la gente que realmente lo necesita. Tenemos un plazo hasta el próximo posible brote que auguran para buscar soluciones alternativas, es momento de aprovechar el tiempo para desarrollar las medidas oportunas como ayudas a los autónomos, a los padres y madres trabajadores… pero hay que tener en cuenta tanto a la empresa como al empleado. Los dirigentes deben de ser conscientes que la empresa es quien genera empleo y deben dirigir parte de esas ayudas a incentivar la contratación no ahogar a las empresas con impuestos e inspecciones.
Hasta que no tengamos una vacuna, tenemos que aprender a convivir con el virus. Llamar a la responsabilidad ciudadana para ayudar a que la economía no se paralice y velar por la salud de todos.. Suenan de nuevo los rebrotes y en determinadas comunidades de forma preocupante y lo más preocupante es que parece que no hemos aprendido nada en estos meses. Parece que rápido se nos ha olvidado lo vivido hasta el momento.