La firma de alta joyería Dámaso Martínez es una de las cuatro españolas que decidió “fletar” a su equipo y novedades para afrontar la primera cita internacional del sector en Italia. No era un paso fácil, dado el reguero de tierra quemada que ha dejado y está dejando el COVID-19.
¿Cuál es la impresión de Dámaso Martínez sobre Voice? Hoy, terminado el encuentro comercial en Vicenza, nuestro director general, Pablo Pérez, ha hablado con Mónica Martínez, una de los tres hermanos que llevan el timón de la casa. Sus impresiones son muy claras. Una de cal y otra de arena. Pero con la cabeza y el ánimo bien alto. Que por luchar no quede.
Así responde Mónica a nuestra pregunta de cómo han vivido Voice: “La hemos vivido con mucha ilusión de querer acercarnos a una normalidad todavía muy lejana. Todo el equipo, tanto los que la hemos preparado desde España como quienes estamos aquí, venimos con mucha ilusión. Estamos viviendo unos momentos muy difíciles, con muchas dificultades para podernos mover, y ya el hecho de estar aquí es para nosotros un logro”.
Pero Mónica insiste en que no les falta cautela y su presencia en Voice les ha ayudado a analizar “cómo se nos presenta el futuro, pero ya el hecho de estar aquí es un paso importante y es lo que queremos subrayar”.
¿Es como pasar de estar parados a empezar a hacer algo? “Exacto. No hemos estado quietos, pero sí limitados. Somos una empresa que nos dedicamos a viajar y a visitar a los clientes por todo el mundo. Esto es imposible en estos momentos en muchísimos países y estamos atados. El venir a Voice nos ha dado la opción de intentar al menos encontrarnos con clientes, pero la afluencia no ha sido la que esperábamos. Sabíamos que abría poca gente, pero siempre piensas que en el último momento los operadores se vayan animando, quiten el miedo y puedan venir, pero no ha sido así. No ha venido la gente que hubiésemos deseado para poder decir que ahora parece que la cosa va bien. No, realmente”, se sincera.
Oteando con mucho cuidado el futuro cercano, no se plantean un cambio de estrategia radical en su polícia comercial, pero sí sacar el mayor partido a las herramientas que nos aporta la tecnología. Aunque Dámaso Martínez no olvida su ADN. “Nuestro trato al cliente ha sido y es muy personalizado. A mí me parece muy frío tener como barrera una cámara, un teléfono… No forma parte de nuestra teoría ni forma de operar. Nunca lo ha sido. Es un cambio muy grande. Y a nuestro cliente le encanta tocar, sentir el producto. Así que buscamos otras fórmulas. Que no podemos viajar en avión, pues no vamos en coche; que una hora se convierten en ocho, pues lo estamos haciendo y estamos dispuestos a ello. Evidentemente si se trata de llegar al mercado americano o al mercado asiático, el coche no existe. Ahí es donde estamos más atados y ahí es donde nos tenemos que reciclar un poco. Creo que somos más capaces de buscar otras soluciones como solicitar permisos especiales, quedarnos allí el tiempo que necesitemos…que el quedarte de brazos cruzados esperando. Si hay que movernos, nos estamos moviendo”.
En nuestra charla con Mónica hemos tocado otros temas, como su impresión de las respuestas del mercado español a la transformación llegada con la pandemia. Podréis leerlo todo al completo en nuestro próximo periódico Contraste de octubre, sobre el papel que ya hemos recuperado.