Tomás Epeldegui, director de Degussa, enumera algunas de las diferencias que distingue la inversión en joyas o en lingotes y monedas, las dos principales formar de adquirir oro físico.
Degussa, la compañía de referencia en Europa en el comercio de oro físico de inversión y otros metales preciosos, considera que la fiscalidad es la diferencia fundamental que distingue la inversión en joyas o en lingotes y monedas, las dos principales formas de adquirir oro físico. Concretamente, la demanda de las primeras durante el primer trimestre de 2021 fue de 477 toneladas (un 58,5% de un total de 815,7 toneladas) y la de los segundos de 339,5 (un 41,6%), según el informe de tendencias en la demanda del metal precioso del Consejo Mundial del Oro, la autoridad mundial en este mercado.
Pese a ser los productos basados en oro físico que más demanda tienen, “existen entre ellos matices importantes que los diferencian”, explica Tomás Epeldegui, director de Degussa, quien enumera algunos de ellos:
Pureza. La ley o pureza hace referencia a la cantidad de oro puro que contiene cada pieza de este metal. Para el oro físico de inversión se suele medir en milésimas y para las joyas en quilates. La normativa europea establece que son oro físico de inversión los lingotes o barras de 2 o más gramos de una pureza igual o superior a 995 milésimas y las monedas de pureza superior a 900 milésimas, acuñadas con posterioridad al año 1800, que sean o hayan sido moneda de curso legal en su país de origen y que sean comercializadas habitualmente por un precio no superior en un 80% al valor de mercado del oro contenido en ellas. La pureza más habitual del oro de las joyas que se venden en España es de 18 quilates (750 milésimas), ya que se mezcla con otros metales para aumentar su durabilidad y su dureza. El oro puro (24 quilates) es demasiado blando y se deforma con facilidad. Existen diferentes tonalidades en las joyas de oro, que tienen que ver con los metales que se usan para las aleaciones. El oro amarillo lleva una aleación de plata y cobre, mientras que la del blanco es de plata, cobre, zinc y, a veces, paladio. El oro rosado contiene más cantidad de cobre que de plata, y el negro, rutenio.
Fiscalidad. En la Unión Europea el oro físico de inversión goza de una fiscalidad especial, que exime a los inversores en lingotes o monedas del pago del IVA cuando adquieren piezas de 2 gramos o más que cumplan las características detalladas en el punto anterior. En el IRPF se incorpora como ganancia o pérdida patrimonial. En la venta, tributa por la diferencia entre el precio de compra y de venta como incremento o disminución patrimonial en la base del ahorro. En el caso de residir en una comunidad en la que haya que hacer declaración del Patrimonio, se declara igual que el resto de bienes e inversiones. Las joyas, por su parte, no son consideradas oro físico de inversión por la legislación europea, por lo que cuando se compran se paga el 21% de IVA, al igual que en las transacciones de cualquier producto no bonificado.
Precio. El precio de los lingotes y monedas es básicamente el de la cantidad de oro que contienen (que, al ser de más de 995 milésimas o 24 quilates, todo su peso se valora como oro), según la cotización en el mercado en el momento de la adquisición, más un pequeño porcentaje por gastos de refino o de acuñación. En cambio, una parte importante del coste de las joyas proviene del trabajo que conlleva su elaboración, de su diseño, de su valor artístico, aparte de la cantidad y calidad del oro con que estén fabricadas. Como se ha dicho en los puntos anteriores, no todas las joyas están fabricadas con oro de 24 quilates (la máxima pureza), por lo que no todo su peso se valora como oro.
Liquidez. Uno de los principales motivos por los que los inversores apuestan por los lingotes y monedas es la liquidez, la facilidad para convertirlos en dinero de curso legal en cualquier parte del mundo. Por el motivo citado anteriormente, convertir una joya en dinero y obtener un buen precio por ella puede ser más complicado, pues, mientras el metal precioso cotiza de lunes a viernes casi las 24 horas del día y tiene un precio establecido, es mucho más difícil estimar el valor artístico que tiene una pieza cuando se quiere vender. Es muy probable que solo se reciba el valor del oro que contiene.
Almacenamiento. Tanto joyas como lingotes y monedas necesitan ser guardados en lugares seguros para evitar robos. Al ser el oro un metal precioso que ni se deteriora ni se corroe ni se oxida, puede ser guardado en todo tipo de sitios que sus propietarios puedan imaginar. En el caso de las joyas, hay que ser algo más cuidadoso con su almacenamiento, pues cuantos menos quilates tienen, al contener aleaciones con otros metales que sí se oxidan, su aspecto se puede deteriorar.
Utilidad. Mientras que lingotes y monedas se adquieren solo como inversión, se compran y se guardan, las joyas se ‘visten’, sirven para utilizarlas como un complemento o un accesorio.
Inversión a largo plazo. Cuando se adquiere una joya, un lingote o una moneda se suele hacer con la intención de poseerlo (bien uno mismo o un ser querido) durante mucho tiempo, es una inversión a largo plazo. Las joyas, además, muchas veces se convierten en un legado familiar que va pasando de unas generaciones a otras, que tiene un valor sentimental muy difícil de valorar cuando hay que deshacerse de ellas por necesidad.
“Como podemos apreciar, invertir en cada uno de estos productos tiene sus peculiaridades, pero la realidad es que no son excluyentes. Ambos tienen cabida en un patrimonio diversificado, al igual que las posesiones inmobiliarias, las acciones o las obras de arte, por poner varios ejemplos”, añade el director de Degussa.