Buccellati, uno de los últimos joyeros independientes de alta gama de Italia, busca comprador después de que sus nuevos propietarios chinos rechazaran un plan de expansión de 200 millones de euros.
El grupo chino Gangsu Gangtai Holdings, importante distribuidor de joyas y dueño de una mina de oro, ha tenido problemas financieros y problemas con Pekín en los últimos seis meses. Como consecuencia, ya no puede transferir fondos fuera de China para financiar la producción, comercialización y planes de Buccellati para abrir 88 nuevas tiendas tal y como se anunció cuando adquirió una participación del 85 % de esta joyería de Milán en 2016.
Gangtai incumplió medidas económicas severas del gobierno chino en materia inmobiliaria y ahora se ha visto obligado a vender activos importantes para pagar la deuda. Ya se ha deshecho de un importante proyecto inmobiliario en China este verano. En septiembre, Gangtai no pudo hacer frente al pago de un bono corporativo de 500 millones de yuanes (unos 63 millones de euros) con vencimiento en 2019, lo que se suma al número de incumplimientos de bonos corporativos en China a medida que la economía del país se desacelera y crece la preocupación por una guerra comercial cada vez más intensa con Estados Unidos.
Gangtai se enfrenta a la desagradable perspectiva de tener que vender Buccellati a un precio mucho más bajo de los 230 millones de euros en lo que se valoró tras el acuerdo alcanzado en 2016. Teniendo en cuenta que se calcula que Buccellati generará unos ingresos de alrededor de 50 millones de euros al año y que se quedará con una cantidad similar en productos no vendidos, a punto de lograr el equilibrio financiero, es probable que no alcance más de los 150 millones de euros, según opinan fuentes cercanas.
El postor mejor posicionado para Buccellati sería Richemont, propietario de Cartier, que ya ha mostrado interés en la marca y ya ha examinado sus cuentas, según declaran dos fuentes. Pero las negociaciones con Gangtai han sido arduas y no está claro si se llegará a un acuerdo.
Otros posibles pretendientes son la catarí Mayhoola, que posee Valentino y Balmain, pero que no gozaría de las mismas sinergias que Richemont en términos de distribución y comercialización, ya que el grupo suizo posee las joyerías Piaget, Van Cleef & Arpels y Montblanc.
Fundada hace poco menos de un siglo, en 1919, Buccellati es uno de las favoritas de la realeza y los expertos de alto nivel, y una de esas pocas joyerías italianas que han logrado preservar un estilo y una artesanía claramente identificables. Buccellati, famosa por sus anillos de nido de abeja valorados en 4000 euros y sus pulseras de oro pulido de 20 000, utiliza técnicas de grabado distintivas que se remontan a las tradiciones de la época del Renacimiento.
A pesar de su sólida herencia, Buccellati, al igual que muchas empresas familiares italianas del sector del lujo, ha sufrido disputas familiares, la falta de una estrategia clara de crecimiento a largo plazo y la ausencia de capital para invertir en nuevos mercados como Asia. De hecho, esta joyería milanesa lleva una década buscando un buen hogar. Ya estaba en el mercado muchos años antes de que fuera adquirida por el fondo de capital privado italiano Clessidra en 2013, que contrató al ex CEO de Lanvin, Thierry Andretta, quien ahora es líder de la marca de moda británica Mulberry, para dirigir la compañía.
Después de que el socio principal y fuerza impulsora de Clessidra, Claudio Sposito, falleciera en cuestión de semanas debido a una rara forma de cáncer a principios de 2016, el control de la firma de capital privado pasó a manos de Italmobiliare SpA, un grupo industrial que cotiza en bolsa y controlado por la multimillonaria familia Pesenti. Buccellati volvió a ponerse a la venta y se firmó un acuerdo con Gangtai Holdings a fines del verano de 2016. Clessidra y la familia Buccellati aún poseen un 15 % de la casa de joyas de Milán.