Sencilla recomendación para inhibir un posible ataque. Antes de facilitar el acceso a tienda, con la puerta cerrada, «hay que indicarle con signos a la persona que se baje la mascarilla y que mire a cámara. Si no, no abro.»
«Antes de entrar, identificarse ante cámara» aconseja Rodolfo Serván. Una recomendación sencilla ante la delincuencia que puede ahorrarnos un buen disgusto.
«¿Qué han pensado para cuando llama un cliente con la cara tapada?«, nos preguntaba Pere Rue una vez leído nuestro artículo «Protocolo de apertura tras la desescalada en el COVID-19» publicado el viernes 24 de abril. Para dar respuesta a ello nos dirigimos a un conocido experto en seguridad, Rodolfo Serván, de Correduría Rodolfo Serván. Más de 40 años en el oficio y y colaborador asiduo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por hacer más segura la actividad joyera.
Opina Serván que la mascarilla en sí -recomendado su uso por las autoridades- no ha de ser un problema si sabemos actuar con cautela. La puerta ha de estar cerrada, electrónica o manualmente. Y antes de permitir el acceso a un posible cliente, hay que indicarle con signos que se quite la mascarilla y que se identifique ante cámara. El miedo a que le puedan grabar inhibe al posible delincuente, nos explica: «Eso ya tiene su respeto para quien tenga mala intención».
«Recomiendo a los joyeros que tengan la cámara grabadora lista y en funcionamiento, enfocada a la puerta directamente. Y vuelvo a insistir en la puerta cerrada, que si es el caso de apertura manual, hay que tener doble cuidado pues pueden darte el empujón, meterte dentro y robarte».
«Así que puerta cerrada obligatoria y analizar a la persona antes de abrirla. No pensemos en crear desconfianza si somos claros con el cliente. En esta situación tan especial, lo hacemos por su propia seguridad y la de todos, y perdonen las molestias«.
El experto nos ofrece además una breve batería de consejos a tener en cuenta. Y más en estos tiempos en que todo lo que acontece alrededor del COVID-19 ha de hacernos tomar medidas adicionales y redoblar esfuerzos por la seguridad propia y de nuestro negocio:
- No a una sola persona en la tienda, y menos si es mayor. Mejor dos.
- Que quienes atiendan se pongan separados, sobre todo en tiendas grandes con varios empleados. Separados para que puedan dar de inmediato el aviso de alarma, apretando el botón o llamando al 112.
- Si la compra se hace a primera hora de apertura o justo al cierre, hay que estar mucho más pendiente y redoblar las medidas de seguridad, especialmente si hay pocas personas en la calle.
- Al atender al cliente que pide una joya determinada, sacar exactamente eso que quiere y no una bandeja entera o expositor.
- Especial atención a la solicitud de compra de piezas de alto valor, como relojes de oro o cadenas gruesas. «Si le piden una cosa cara, mostrar de una en una, retirando para sacar otra, pero siempre que quede quede otra persona custodiando la tienda y pendiente de quienes están en ella».
- Desconfiar tanto si las personas van muy arregladas como cuando llega «un tipo con pinta de turista: gorra, gafas, mascarillas y encima la mochila para llevarse la mercancía. A ese es que ni abrirle».
- «Cuidado con los días de mal tiempo, con lluvia y en los que transitan menos personas, y sobre todo por la oscuridad. Intentan hacerlo a esas horas».
Dice Rodolfo que, aunque creamos que hay más vigilancia ahora y que las fronteras están salvaguardadas, a eso los grupos organizados le pueden dar la vuelta. «En pisos libres, se pueden quedar tres semanas o un mes. porque lo que se lleven será de más valor que la inversión en el alquiler y la estancia».
«Y reflexione, si una situación produce ‘mala espina’, vale más perder una venta que perderlo todo. Tendrá ganas de vender, pero puede vender su vida», finaliza Rodolfo Serván.